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Los divorcios aumentan un 74% con la nueva ley

Los cónyuges apenas se separan y piden directamente la ruptura definitiva

Mónica Ceberio Belaza

Los matrimonios españoles cada vez se rompen antes, más y para siempre. Mientras tanto, cada vez hay menos bodas. Todavía son más los que deciden unirse que separarse, pero ambas cifras se van acercando cada año: en 2006 hubo 210.132 matrimonios (4,7 por cada mil habitantes) y 145.919 rupturas (3,26 por mil habitantes), según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Y no sólo crece el divorcio exprés. También han aparecido las bodas exprés: más de mil duraron menos de un año. Es un dato nuevo, porque hasta la reforma del Código Civil de julio de 2005 no era posible separarse si no había pasado al menos un año desde el matrimonio.

Aparecen las 'bodas exprés': más de mil duraron menos de un año en 2006

Los españoles, además, se han acogido masivamente a la posibilidad del divorcio directo -permitido desde 2005-, sin separación legal previa. Las cifras son elocuentes: los divorcios crecieron en 2006 un 74,3%, mientras las separaciones disminuyeron un 70,7%. En total (divorcios más separaciones más nulidades) las rupturas han aumentado un 6,5% respecto al año anterior, siguiendo una curva ascendente desde la aprobación de la ley del divorcio en 1981. Este dato puede ser mayor: hasta mediados de 2005, una pareja que se rompiera figuraba dos veces en el INE: una al presentar la obligatoria demanda de separación; otra cuando se divorciaba. Ahora, basta con que sólo haga el último trámite, por lo que el INE contaba antes dos veces a una pareja, y ahora lo hace una. Habrá que ver cómo afecta la reforma a los datos en los próximos años. En 2006, sólo en el 30% de los casos de divorcio había una separación previa.

Cuando se aprobó la ley del divorcio, España estaba en plena postransición: la ley se aprobó el mismo año de la intentona golpista del 23-F. El Parlamento sólo pudo consensuar una norma que imponía restricciones. Se exigían causas -infidelidad, alcoholismo...- para pedirlo, y era necesario que hubiera transcurrido más de un año desde la boda. Y se obligaba a todos a pasar por el trámite de la separación. Se trataba de dar tiempo a los cónyuges para que salvaran el matrimonio y no llegaran al indeseable divorcio.

En julio de 2005, 24 años después, se aprobó finalmente una ley que desterraba este paternalismo jurídico. Una norma que, a juzgar por los datos hechos públicos ayer por el INE -los primeros de un año entero con la ley en vigor- ha tenido éxito. Los cónyuges ahora pueden pedir directamente el divorcio y sólo se exige para ello que hayan transcurrido tres meses desde la boda. Con la reforma se ahorra tiempo -7 de cada 10 demandas de divorcio se resuelven en menos de seis meses-, dolor -los cónyuges no tienen que enfrentarse dos veces en un juicio, con todo lo que ello implica- y dinero -sólo hay que pagar una vez al abogado-.

Parece que los nuevos divorcios favorecen el consenso: el 65% ha sido de mutuo acuerdo frente al 52% de las separaciones. La duración media de los matrimonios disueltos es de 15 años, y la franja de edad en la que más se toma esa decisión es la década de los 40. La mayoría de los cónyuges tiene hijos en común, pero casi el 45% se separa o divorcia antes de haber procreado.

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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