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"Sin duda merece la pena un ensayo clínico"

Javier Sampedro

"Acabo de leer el artículo del Journal of Clinical Research y estoy francamente sorprendido por el resultado", declaró anoche a este diario Antonio Antón, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). "Hay que tener precaución porque es sólo un paciente, pero el estudio muestra de forma convincente que su situación era muy comprometida, y el buen resultado del tratamiento es sorprendente. Sin duda merece la pena abordar un ensayo clínico".

Antón explica que un paciente de estas características -con un hepatocarcinoma asociado a una trombosis de la vena porta, además de cirrosis- no hubiera podido ser tratado con las técnicas habituales (extirpación o trasplante de hígado). Y reconoce que los criterios usados por Brú y su equipo para comprobar la remisión del tumor tras el tratamiento -la drástica reducción de un marcador tumoral y la exploración por resonancia magnética- son convincentes.

El presidente de la SEOM prosigue: "En este caso no sería preciso un ensayo clínico de fase I [que sólo evalúa si el fármaco es tóxico]. El factor estimulante de la colonia de granulocitos (G-CSF) ya es un fármaco en uso, cuya toxicidad ha sido evaluada. Además, los autores han vigilado al paciente, durante las ocho semanas de tratamiento, para que el número de células blancas de la sangre no supere un cierto nivel, y sus datos confirman que la toxicidad es baja".

Por esta razón, Antón cree que podría abordarse directamente un ensayo clínico de fase II, que intenta evaluar si el fármaco es eficaz. "Un fase II clásico recluta a 25 o 30 pacientes. En este caso se podría empezar incluso con 10 o 12, porque los experimentos anteriores del mismo equipo con modelos animales indican que la eficacia es alta, y los resultados pueden ser estadísticamente significativos incluso con esos números".

La teoría de Brú no es específica del cáncer de hígado, sino que puede aplicarse a cualquier tumor sólido. "De ser así", dice Antón, "también habría que plantearse ensayos con pacientes de otros tipos de cáncer".

Antón concluye: "Este trabajo nos va a hacer pensar a más de uno. De confirmarse, permitiría a los oncólogos disponer de una nueva estrategia farmacológica".

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