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La era de la destrucción bipolar

El cambio climático aboca el Ártico a su desaparición y resquebraja la Antártida

Asistimos a un espectáculo sensacional que va a dejar viejos los mapas del mundo: ante los ojos de nuestros satélites, el Ártico ha entrado en una espiral destructiva que hará que en los veranos desaparezca antes de 2020. Mientras, la Antártida permanece estable e incluso crece en su interior. Pero en el litoral, el calentamiento global resquebraja la superficie helada. El lunes pasado se completó el desprendimiento de una placa de hielo del tamaño de Murcia.

En la Antártida, una placa de hielo como Navarra empezó a hundirse en marzo

En 1993, David Vaughan, científico del British Antarctic Survey, pronosticó que la plataforma helada Wilkins se derrumbaría en 30 años. "Acerté la mitad", bromea por teléfono. El pasado febrero, el glaciólogo Ted Scambos detectó algo raro en las imágenes de los satélites de la NASA. Scambos trabaja en el Centro Nacional del Hielo de EE UU (que desde 1979 sigue el hielo en los polos). La plataforma de Wilkins, que está sobre el mar y es más grande que Navarra, aparecía resquebrajada. Scambos movilizó a equipos en todo el mundo para que siguieran a diario el suceso. El equipo de Vaughn en la Antártida mandó una avioneta y fotografió un espectáculo único. Jim Elliot iba en ese vuelo: "Era asombroso. Enormes trozos de hielo, del tamaño de una casa, que aparecían esparcidos como si fuesen escombros".

Conocer el mecanismo del agrietamiento de la plataforma es imposible, dice Vaughan: "No sabemos si se debe al calentamiento del mar o del aire o que un día muy cálido le ha dado el empujón final, pero ha sido más rápido de lo previsto". Lo que sí apunta es la causa última: el calentamiento por la emisión de gases de efecto invernadero.

En la Antártida está terminando el verano y es probable que la plataforma Wilkins se mantenga así, sin terminar de soltarse del continente, hasta el verano que viene, cuando el desprendimiento puede comenzar. En los últimos años se han soltado otras plataformas. La más famosa fue Larsen B, que en 2002 se desgajó de golpe de la misma península y obligó a los científicos a salir por piernas. Pero aunque la Antártida se resquebraja por sus bordes, no se puede decir que se esté deshelando. Al contrario, la temperatura en su interior ha bajado y cada vez acumula más hielo.

Carlos Duarte, presidente de la Sociedad Americana de Oceanografía y director de las campañas del CSIC en el Ártico explica: "En el interior de la Antártida hay temperaturas de hasta 70 grados bajo cero. Es un continente aislado de la circulación atmosférica y con altitudes de hasta 4.000 metros. No se va a fundir y aunque aumente algo la temperatura no se va a notar". Sin embargo, en la Península Antártica, un saliente fuera del Círculo Polar, sí se nota. La temperatura ha subido allí casi dos grados por década en los últimos 20 años, sólo comparable al calentamiento del Ártico. "La península está muy influenciada por el aire del Pacífico, por eso sí se calienta", explica Vaughan. Y es allí, en los bordes del continente helado, donde viven las ballenas, el krill, morsas y pingüinos, que pueden sufrir el calentamiento, señala Duarte.

Si la Antártida resiste el calentamiento, el Ártico parece abocado a la extinción. Porque son completamente opuestos. El Polo Sur es un continente con cordilleras y montañas; el Norte, océano que se hiela, cuatro veces más pequeño y más influenciado por las corrientes atmosféricas. Por último, el hielo perenne de la Antártida refleja casi toda la radiación solar. Mientras, en el Ártico, cuando en verano parte del hielo se retira deja paso al agua, y ésta absorbe más luz, por lo que funde más hielo.

En septiembre de 2007 se registró el mínimo histórico de extensión de los hielos del Ártico, y aunque la extensión se está recuperando en primavera, los expertos alertan de que su espesor es mínimo y que en verano puede desaparecer. Duarte estuvo ahí el verano pasado: "Cada día el hielo retrocedía 20 kilómetros. No lo podíamos creer". Hace dos años los científicos preveían que estaría libre en de hielo en verano de 2070; después dijeron que en 2040 y ahora dicen que en 2020.

Si pueden, viajen a un continente helado. Tendrán algo que contarle a sus nietos.

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