_
_
_
_
_
MUJERES

La era del hombre perplejo

Un foro internacional propone, en Lima, nuevos papeles para los sexos en el siglo XXI

El machismo tiende a desaparecer, las mujeres accederán imparablemente a relevantes puestos sociales y políticos: todo apunta pues a un nuevo reparto "pragmático, pluralista optativo y equilibrado" de los roles tradicionales de los sexos, y éste será uno de los grandes cambios que conocerán las sociedades en el siglo XXI.Ésta es, en síntesis, la principal conclusión del foro sobre las Nuevas formas de convivencia entre hombres y mujeres en el siglo XXI celebrado en Lima (Perú) entre 60 intelectuales y expertos sociales convocados por Tramas, una ONG peruana dedicada al desarrollo social y cultural.

Durante tres días, hombres como los ensayistas Gilles Lipovetsky, José Antonio Marina, el escritor norteamericano John Stoltenberg o el psicoanalista peruano Max Hernández, y mujeres como la teóloga británica Lavinia Byrne, la psiquiatra argentina Estela Welldon, la general norteamericana Claudia Kennedy, las políticas Carmen Alborch y Martha Hildebrand, presidenta del Congreso de Perú, entre otras, plantearon un abanico de nuevos retos sociales, a partir de la constatación del progresivo protagonismo de las mujeres y la situación de perplejidad masculina, perceptible en todo el mundo.

Las mujeres suben, los hombres bajan: ¿es ésta la nueva perspectiva que se dibuja? Todos los reunidos señalaron el imparable avance cultural, social y de presencia de las mujeres en un mundo que sigue regido, paradójicamente, por principios que responden a una lógica masculina clásica: competitiva y basada en la fuerza más que en la cooperación. En el siglo XXI las mujeres deberán superar y cambiar esas reglas de juego establecidas desde lo masculino. Según los expertos, para que ese cambio se produzca será necesario un constante diálogo entre los sexos.

"Hay que recuperar los valores femeninos para todos, ya que la crisis va a empezar a afectar profundamente a la idea de lo masculino", señaló el sociólogo de la Universidad Católica del Perú Gonzalo Portocarrero en el resumen de las sesiones. El sociólogo peruano observó que "los hombres del 2000 expresan su descontento e insatisfacción vital y declaran que han de aprender a ser más cooperativos, más amistosos y abiertos al diálogo entre todos los sectores sociales".

El nuevo problema para el siglo XXI, a lo que parece, es la búsqueda de una identidad masculina. Lipovetsky, autor de La tercera mujer, señaló que "el machismo como afirmación ostensible de la superioridad masculina está en crisis", y esta transformación de la imagen que los hombres tienen sobre sí mismos configura una realidad en la que "perciben con angustia su propia fragilidad; se ha hablado mucho del sufrimiento de las mujeres, pero poco del de los hombres".

Marina subrayó la necesidad de "aumentar la implicación afectiva de los varones" en la convivencia, y Stoltenberg expresó su percepción del "descontento masculino con la tradición de la hombría, que es un estereotipo que ahora descubrimos que es un engaño".

¿Cuál es el horizonte de las mujeres? Las intervenciones femeninas más relevantes apuntaron la idea de una transformación en el reparto del poder entre hombres y mujeres, pero también entre minorías y mayorías sociales, dejando claro que las mujeres no deseaban tanto la toma del poder como su transformación en un instrumento ético al servicio de intereses plurales que ayudaran a la profundización de la democracia.

Las mujeres con poder confesaron no sentir la erótica que el poder parece producir en los varones. Alborch, ex ministra de Cultura y autora de Solas, dijo: "Yo no la noté nada", y señaló la necesidad "de humanizar la política" para convertirla en instrumento de participación, no de dominación.

La diputada chilena María Antonieta Saa habló de "desacralizar el poder y de cambiar los temas de la política", y la dirigente mexicana de Mujeres por la Democracia, Ana Lilia Cepeda, resumió la distancia entre el papel de las mujeres y la realidad masculina del poder político al explicar la experiencia llevada a cabo en México de los cursos que capacitan a las mujeres para el liderazgo político desde una perspectiva ética.

El nuevo poder de las mujeres se basa en la nueva situación que permite la autonomía femenina, ya sea económica o afectiva. La gran novedad del siglo XX es que las mujeres han descubierto que pueden vivir solas con toda tranquilidad, dijo Hildebrand, presidenta del Congreso de Perú.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_