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Los expertos de Merkel plantean un cierre nuclear

Queda un mes para que acabe la moratoria que introdujo el Gobierno de la canciller de Alemania después de Fukushima.- Nueve de las 17 centrales del país siguen en funcionamiento

Alemania debate los costes y los plazos de la desconexión de sus centrales nucleares. Tras el desastre de Fukushima, la canciller Angela Merkel dio un giro de 180 grados a su política energética, que le llevó a introducir una moratoria al aplazamiento del "apagón nuclear". Queda un mes para que termine la moratoria y el Gobierno tome una decisión. Los partidos, la industria y los movimientos antinucleares siguen enzarzados en una discusión sobre el futuro de las 17 centrales alemanes. Ocho de ellas permanecen "temporalmente" fuera de servicio desde que explotó Fukushima. Para muchos analistas, la verdadera disputa girará en torno a las nueve, que continúan en funcionamiento. Son las construidas después de 1980 y, por tanto, las que menos dinero han aportado a las cuatro grandes eléctricas que tienen centrales atómicas en Alemania.

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La propia Merkel, que preside una coalición de centro-derecha entre su Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el partido liberal FDP, reformó el pasado octubre la ley que preveía apagar todas las nucleares alemanas alrededor de 2021. La oposición se opuso a esta prolongación, que ampliaba la vida útil de algunas centrales hasta pasado 2040. De media, los reactores alemanes iban a funcionar 12 años más de lo dispuesto por el Gobierno de socialdemócratas y Verdes en 2002. La impopular decisión provocó masivas protestas en todo el país. El desastre de Fukushima hizo eclosionar el enorme descontento y forzó el viraje de Merkel. El gobierno tardó pocos días en introducir la moratoria y encargar un informe a una comisión de ética, cuyo borrador salió a la luz el miércoles. Resultado: Alemania puede desconectarse de la energía atómica en 2021. A más tardar.

Los Verdes, cuya historia está estrechamente unida a la oposición antinuclear, han sacado a la CDU de Merkel del Gobierno del próspero y conservador estado de Baden-Württemberg. Las elecciones del 27 de marzo supusieron un doble hito: por primera vez, un Verde gobierna un land alemán. Precisamente en uno de los más ricos e industrializados, donde la CDU gobernó ininterrumpidamente duranteseis décadas. El shock de las imágenes de Fukushima y las posiciones pronucleares de la CDU fueron determinantes. El rechazo a la energía atómica, enraizado en Alemania desde que la catástrofe de Chernóbil trajo una nube nuclear hace 25 años, ha sido la base para un cambio político histórico y el catalizador de un movimiento social tan vigoroso como para forzar a Merkel -ya se sabe: la mujer más poderosa del mundo- a cambiar de parecer en cuestión de días.

Verdes y democristianos han vuelto hoy a enconar el debate. La verde Renate Künast ha pedido que se apaguen todas las centrales antes de 2017. En cambio, la ministra federal de Consumo y la socialcristiana bávara Ilse Aigner (CSU) ha alertado sobre el encarecimiento de la electricidad. Sin embargo, Aigner ha recitado la flamante cantinela que desde Fukushima repiten CDU y CDU: "Debemos dejar la energía atómica lo antes posible", pidiendo no obstante que se tengan en cuenta "los intereses de los consumidores". Los liberales, percibidos por muchos como los más permeables a las presiones del lobby nuclear, argumentan de manera parecida.

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