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La familia condenada por una boda forzada es trasladada a Mauritania

España entrega a los reos, a riesgo de que sean liberados, para cerrar el caso

La familia mauritana que fue condenada en España a una pena ejemplar por la boda forzada y violación de una niña de 14 años volverá a su país. Agentes de Interpol acudirán el lunes a las cárceles madrileñas de Soto del Real y de Valdemoro para recoger a Hawa Mint Cheikh y a Mokhtar Salem, trasladarles al aeropuerto de Barajas y entregarles a policías de su país que les custodiarán hasta su llegada a Nuakchot, según fuentes judiciales. Hawa Mint Cheikh y su marido, Mohamed Ould Abdallahi, inmigrantes mauritanos semianalfabetos en Puerto Real (Cádiz), fueron condenados en marzo pasado por el Tribunal Supremo a 12 y dos años y medio de cárcel, respectivamente. A Mokhtar Salem, sobrino del matrimonio, le cayeron otros 12 años.

Salem, de 45 años, fue condenado por violar en 2006 a su prima Selamha Mint Mohamed, que entonces tenía 14 años. Hawa, la madre de la chica, fue condenada por agresión sexual, es decir por colaborar con la violación. A partir del lunes ambos cumplirán el resto de su condena en Mauritania en virtud del convenio bilateral, de noviembre de 2006, sobre traslado de personas condenadas.

España resolverá así un contencioso que desde hace tres años ha tensionado su relación con Mauritania y ha provocado una oleada de protestas en este país situado a 300 kilómetros, en línea recta, de Canarias.

"(...) Es probable que la familia sea puesta en libertad en cuanto llegue a Mauritania", vaticina Alakhbar, una agencia de prensa privada mauritana. Otras fuentes prevén que pasarán unos días detrás de los barrotes antes de ser excarcelados alegando motivos de salud.

El padre de Selamha, que está en libertad tras haber cumplido parte de su condena, y otros dos hijos del matrimonio, se mudarán también en breve de Cádiz a Mauritania. Selamha seguirá viviendo en Puerto Real con la familia de acogida en cuya casa se instaló tras la violación.

La historia arranca en el verano de 2006 cuando Hawa y su hija Selamha, de 14 años, pasan sus vacaciones en Guerou, a 500 kilómetros al sureste de Nuakchot. Su primo Mokhtar pide su mano y ofrece una dote para casarse con ella. Consultado por teléfono, el padre da su consentimiento y la boda se celebra.

Tras unas semanas de convivencia, Selamha vuelve con su madre a Puerto Real y reanuda sus estudios. En mayo de 2007 Mokhtar, el marido, pasa por Puerto Real y mantiene relaciones con su esposa. La madre presiona a su hija para que "cumpla".

"Yo me resistía, y mis padres me decían que me matarían, me quemarían o me cortarían el cuello", aseguró Selamha, a través de una videoconferencia, ante la Audiencia Provincial. El padre no estaba aquel día en la vivienda.

Los imanes de Mauritania, empezando por el de la Gran Mezquita de Nuakchot, y numerosos políticos locales pidieron "clemencia" a España ante una boda que a sus ojos es legal. El titular de Justicia, Abidin Ould Kheir, solicitó a España, en mayo de 2010, que ambos reos cumpliesen en Mauritania su condena y, dos meses después, recibió una respuesta positiva aunque el traslado ha tardado 14 meses en tramitarse.

"Nuestra sociedad se comporta, a veces, de forma hipócrita", comentó ayer José Álvarez, el abogado de la familia mauritana. "No se respeta que una menor extranjera, residente en España, se case legalmente en su país, mientras que en el nuestro algunas menores abortan en libertad y sin dar explicaciones".

El matrimonio mauritano de Puerto Real (Cádiz), con sus dos hijos más pequeños.
El matrimonio mauritano de Puerto Real (Cádiz), con sus dos hijos más pequeños.JARO MUÑOZ

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