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La gripe del pollo se propaga por la región de Moscú con un quinto brote en 48 horas

La epidemia de gripe del pollo se propaga por la región de Moscú, donde viven cinco millones de personas, con la detección del quinto brote en las últimas 48 horas, confirmaron ayer las autoridades rusas. El último caso se produjo en la localidad de Naro-Fominsk, unos 75 kilómetros al sur de la capital, anunció Alexéi Panteléev, gobernador de la región, citado por la agencia oficial Itar-Tass.

Al igual que en los anteriores brotes, las aves muertas pertenecían a un particular que tenía frente a su casa un corral con pollos y pavos. Las autoridades sanitarias han confirmado que en los primeros cuatro focos, las aves fueron compradas en el único mercado de la capital rusa, que ha sido cerrado para evitar la propagación de la enfermedad. Además, se sabe a ciencia cierta que los dos primeros casos de la epizootia pertenecen al tipo H5N1, la única cepa que puede ser mortal para los humanos.

¿Brotes provocados?

Todas las aves de esas explotaciones privadas han sido sacrificadas, mientras las personas que han establecido contacto con los animales han sido sometidas a revisión médica. El jefe sanitario de Moscú, Valeri Sítnikov, no descartó la posibilidad de que los brotes de gripe aviar hayan sido "provocados" y que se trate de un acto de "terrorismo biológico".

Los servicios veterinarios de Rusia han puesto en marcha un dispositivo para conocer el destino de las aves vendidas en las últimas semanas en el mercado de aves de Moscú. Además, el Ministerio de Agricultura ha abierto una línea a la que ha instado a llamar a todo aquel que haya comprado aves vivas en el mercado de Moscú después del 1 de febrero pasado.

Las autoridades locales esperan nuevos brotes en la región, aunque creen que seguirán siendo menores y fáciles de eliminar, y descartan su propagación a las factorías avícolas de la capital. A pesar de que la compra de huevos y pollos se ha reducido en los últimos dos días debido a las noticias sobre la epidemia, el jefe sanitario ruso, Guennadi Oníschenko, niega que haya razón para el "pánico".

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