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Reportaje:El problema de la contaminación acústica

A gritos contra el ruido

Uno de cada tres españoles se queja de ruido excesivo y muchos comienzan a ganar la batalla en los tribunales

Antonio Gregorio Montes vivía tranquilo en su piso de Ribadeo, Lugo. Este profesor de Física había comprado la casa en 1982 y a principios de los 90 vio cómo su calle atraía bares y más bares. "La movida se trasladó poco a poco a esta zona. Fue progresivo", explica por teléfono. Los bares comenzaron a cerrar cada vez más tarde y el sueño de Gregorio menguaba conforme crecía el horario de los locales. "Mis hijos eran pequeños y tenían problemas de sueño. Te vuelves irritable. El ayuntamiento no respondía a las quejas así que en 2001 decidí ir a los tribunales". Hace un año el Tribunal Superior de Galicia le dio la razón y obligó a pagarle 60 euros mensuales de multa hasta que arregle la situación. Una victoria pírrica.

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Como Gregorio, centenares de españoles se han embarcado en una lucha en los tribunales por defender el sueño. El Instituto Nacional de Estadística afirma que el ruido es el problema del que más se quejan los españoles. Según la última encuesta del INE sobre condiciones de vida, el ruido molesta a una de cada tres personas, sobre todo a las mujeres, los jóvenes entre 16 y 29 años y los parados. El Ministerio de Medio Ambiente reconoce en su memoria anual que "el ruido es el problema más habitual en España por delante de la contaminación".

Así han proliferado asociaciones y protestas y batallas judiciales. Y con los años, las sentencias condenatorias. Así, el alcalde de Villarreal ha sido condenado e inhabilitado por permitir el ruido de una fábrica; la ex concejal sevillana Cristina Vega declaró en noviembre como imputada por el ruido de un bar de copas que no tiene licencia de apertura, y el alcalde de Béjar (Salamanca) ha sido imputado por permitir el botellón. Los casos los recoge en su web ruidos.org la Asociación Granada contra el Ruido, donde se han adherido asociaciones de toda España.

Bares de copas, discotecas, fábricas y aeropuertos hacen la vida imposible a muchos vecinos. Andrés Martínez, presidente de la Asociación Española contra el Ruido de Aviones, denuncia que miles de madrileños no duermen por el ruido de la nueva terminal de Barajas: "Sólo pedimos que lo cierren por la noche, pero el Gobierno nos dice que eso sería la ruina". El Gobierno ni se plantea el cierre y ha propuesto a los 300 vecinos del pueblo de Belvis del Jarama el traslado pese a que hay muchos más afectados: alcaldes de 18 municipios madrileños afectados por el ruido han pedido una reunión urgente con las ministras de Fomento y Medio Ambiente para pedirle soluciones al ruido.

Aunque la ley impide que el ruido supere los 65 decibelios durante el día o los 45 por la noche, lo cierto es que estos niveles se sobrepasan a menudo. Gregorio Montes llegó a medir en el interior de su casa 59,7 decibelios. Una calle ruidosa o el interior del metro tienen niveles de 80 decibelios. Los vecinos de Belvis ven los aviones al alcance de la mano y soportan ruidos de más de 80 decibelios.

Vivir con demasiado ruido tiene consecuencias. Los afectados sufren falta de sueño, irritabilidad, son propensos a la depresión y a los trastornos psicológicos. "Quien pierde la noche pierde el día y yo he perdido muchos días de mi vida porque los bares cierran a las siete de la mañana", resume Gregorio.

Un estudio europeo analizó el rendimiento escolar en 2.010 niños de nueve años de 89 colegios situados junto a los aeropuertos de Londres, Amsterdam y Madrid. El estudio concluyó que "hay una robusta relación directa entre el ruido de los aviones y los problemas de lectura".

Por todo esto, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos sentenció ante la denuncia de la valenciana Pilar Moreno Gómez que el ruido nocturno perturba el derecho a la vida privada y a la inviolabilidad del domicilio. Un derecho del que no gozan 12 millones de españoles.

Un avión sobrevuela viviendas cerca del aeropuerto de Madrid.
Un avión sobrevuela viviendas cerca del aeropuerto de Madrid.GORKA LEJARCEGI

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