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Un grupo ecologista ofrece 19.000 euros por ayuda para 'cazar' buques balleneros

Andrea Rizzi

Las heladas aguas que separan la Antártida de Nueva Zelanda están siendo testigo de una doble y muy simbólica caza en estos días. Mientras la flota ballenera japonesa sigue la pista de sus presas, el capitán Paul Watson y los suyos -voluntarios del grupo conservacionista Sea Shepherd- están plenamente lanzados a bordo de dos buques a la caza... de los balleneros japoneses.

Desde 1986 se encuentra en vigor una moratoria internacional para la caza comercial de ballenas, pero Japón mantiene la actividad, y este año ha anunciado su intención de matar unos mil ejemplares, alegando fines de investigación científica.

Los piratas de la compasión -apodo por el que se conocen Watson y compañeros- consideran que se trata de una tapadera para violar el acuerdo internacional y acosan a los balleneros por todos los medios a su alcance, sin arriesgar vidas humanas. El capitán Watson no se limita a mirar, filmar y denunciar. Llegado el caso, utiliza el espolón y hunde barcos en puerto.

En esta campaña, sin embargo, el Farley Mowat y el Robert Hunter, los dos buques de Sea Shepherd (Pastor del Mar), tienen dificultades para localizar exactamente a sus presas en las hostiles aguas del mar de Ross. Por ello decidieron ofrecer una recompensa de 25.000 dólares (unos 19.000 euros) a quienes faciliten la localización de la flota japonesa, tras la que va también Greenpeace.

"Esa información nos ahorraría mucho dinero en carburante", dijo Watson, que antes de fundar y presidir Sea Shepherd estuvo en Greenpeace, de la que salió porque él cree en técnicas de intervención más enérgicas y agresivas. Watson y los suyos piensan que el Gobierno de Nueva Zelanda tiene esas coordenadas, pero, si no las revela, alguien podría animarse a facilitar la pista buena. Además, el tiempo apremia: los buques tienen reservas de carburante para sólo unas dos semanas. Islandia y Noruega también tienen buques dedicados a la caza de ballenas, alegando que ya es posible levantar la moratoria a operativos con fines declaradamente comerciales porque estudios científicos dicen que las poblaciones de ballenas son tales que ya es posible establecer cuotas controladas de pesca.

Ballena cazada en Islandia.
Ballena cazada en Islandia.AP

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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