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Un guardia civil en la reserva mata a su pareja en Vila-real

El hombre estranguló a la víctima y llamó a la policía

María Fabra

Se llamaba Carmen, tenía 45 años y dos hijos. Ayer murió estrangulada en Vila-real (Castellón) a manos de su compañero sentimental, un guardia civil en la reserva. Después de matarla, esperó durante casi una hora junto al cuerpo de la víctima. Llamó a la policía, se autoinculpó y fue detenido. Pese a que entre ellos había habido alguna discusión, nunca se denunció una agresión.

Carmen y Javier vivían en el número 43 de la avenida de Castellón de Vila-real desde hacía un par de meses. De hecho, en su buzón de correos aún figuraban, de forma provisional, sus nombres escritos a mano. Poco antes de las nueve de la mañana, los vecinos oyeron algún grito y carreras por la casa, aunque éstas no les parecieron alarmantes. Pensaron que podía provenir en alguna otra vivienda en las residen niños.

Los mismos vecinos no supieron qué había ocurrido hasta que, poco después de las nueve, empezaron a ser testigos de la llegada de agentes de policía, una ambulancia, más policía y, finalmente, un coche fúnebre. A las 9.30, Javier, de 57 años, salía esposado del domicilio, con el pelo alborotado y descompuesto, "como medio borracho y aspecto de loco", según lo describieron unas vecinas.

Problemas psicológicos

Sus vecinos explicaron que Carmen trabajaba en una empresa de limpieza. Tenía dos hijos, de 17 y 3 años de edad, fruto de un primer matrimonio que se disolvió. Javier era teniente de la Guardia Civil de Tráfico, adscrito a la circunscripción de Castellón. También estaba separado y tenía tres hijos. Ninguno de los menores se encontraba en la casa en el momento del crimen.

Tanto los vecinos de la víctima como personas que conocían a su supuesto agresor explicaron ayer que su relación comenzó a fraguarse hace aproximadamente siete meses y que fue hace dos cuando decidieron vivir juntos en la casa que ayer fue escenario de la muerte de Carmen.

Javier sufría problemas psicológicos que los vecinos identificaron como una "depresión" que, en ocasiones, le llevó a deambular "como un zombi". Pese a que ninguno sospechaba que su estado le podría llevar a cometer el crimen, fueron testigos de la frustración del supuesto agresor al no poder llevar a cabo sus planes para montar un establecimiento de muebles y antigüedades. El ex guardia civil desató su frustración en su compañera sentimental y, posteriormente, se confesó autor del hecho, según las primeras investigaciones.

La juez, que ha decretado el secreto del sumario, procedió al levantamiento del cadáver alrededor de las 11.30, cuando Carmen ya había entrado a formar parte de la interminable lista de víctimas de violencia de género.

En lo que va de año, el número de mujeres que han perdido la vida a manos de sus parejas o ex parejas, asciende a 45, lo que supone dos más que las registradas en los siete primeros meses de 2006.

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