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Los incendios arrasan ya más de 550.000 hectáreas en Rusia

Moscú pide ayuda para apagar el fuego que asuela una superficie como Cantabria

Los incendios forestales que afectan a numerosas regiones de Rusia, y que han causado la muerte de 30 personas, han devorado ya más de 550.000 hectáreas de bosques. Una superficie equivalente a la comunidad autónoma de Cantabria. Las autoridades rusas no han logrado controlar aún la situación, que continúa agravándose. Ya hay 17 entidades federadas rusas afectadas por esta catástrofe, que ha obligado al Ministerio de Emergencia a movilizar cerca de 250.000 hombres para combatir los fuegos. A las labores de extinción se sumó el fin de semana el Ejército. Los soldados utilizarán blindados y vehículos militares para tratar de sofocar las llamas que asuelan en país. Las autoridades han solicitado, además, ayuda internacional.

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Ayer, continuaban ardiendo 113.990 hectáreas de bosques (unas 7.000 menos que el sábado). Un dato que podría parecer esperanzador si no se tuviese en cuenta que, en cambio, el número de focos había aumentado hasta 438, según el parte del Ministerio de Emergencias. La situación más difícil se vivía en la península de Kamchatka, a orillas de océano Pacífico, donde ayer ardían 76.300 hectáreas de bosques.

El peligro crece día a día. En el extremo oriente del país, la superficie devastada por los incendios aumentó en solo 24 horas de 31.000 a 99.200 hectáreas, según fuentes del Departamento de Preservación de Bosques del distrito federal Extremo Oriente. El fuego se ha propagado a 298.300 hectáreas de pastizales y tundra. En la región de Nizni Nóvgorod, otra de las más afectadas por los incendios, la velocidad de fuego era de cien metros por minuto. "En seis horas las llamas devastaron 86.000 hectáreas", según el titular de Emergencias, Serguéi Shoigú, que advirtió de que esta situación podría repetirse en cualquier región.

La voracidad de los incendios está favorecida, además, por la mayor ola de calor que azota a Rusia en toda la historia de las observaciones meteorológicas. El sábado, por ejemplo, en Moscú se registraron 38,2 grados, un máximo nunca visto. Además, a la ola de calor se añade otro problema. El país padece una gravísima sequía. Una situación que ha obligado a las autoridades a declarar el estado de emergencia en 27 de las 83 entidades federadas rusas. Tanto que el jefe de la Iglesia Ortodoxa rusa, el patriarca Kiril, que visitó ayer la región de Nizhni Novgorod (una de las más golpeadas), hizo un llamamiento a los fieles y les animó a rezar para que llegue la lluvia.

Los evacuados por los incendios se cuentan por miles. El primer ministro ruso, Vladímir Putin, hizo este fin de semana un llamamiento a las autoridades federales y regionales a dejar de lado la búsqueda de culpables por fallos de prevención, y a centrarse en la reconstrucción de las viviendas que fueron pasto de las llamas. En todo el país se han quemado 1.257 viviendas en las que habitaban 1.273 familias, según Putin, que recalcó que cada una de esas familias recibirá una casa o una compensación. En total, unos 5.000 millones de rublos (126,4 millones de euros) en ayudas.

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