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Reportaje:50º aniversario del primer satélite artificial

El inicio de la carrera espacial

La comunidad internacional celebra en París el 50º aniversario del lanzamiento del 'Sputnik'

La comunidad espacial mundial celebró ayer el 50 aniversario de su nacimiento, del acceso de la humanidad al espacio, simbolizado por el lanzamiento y puesta en órbita con éxito del primer satélite artificial de la Tierra, el Sputnik 1, en 1957. Aquel pequeño artefacto soviético salió al espacio, se puso a girar alrededor del planeta emitiendo su célebre bip-bip-bip y cambió muchas cosas. Para unos fue su éxito político y tecnológico arrollador, para otros una amenaza, a la vez que un incentivo para dar el salto al espacio cuanto antes.

Pese a que el lanzamiento del Sputnik 1 se realizó el 4 de octubre, la Federación Internacional de Astronáutica (IAF, en sus siglas en inglés) inició ayer las celebraciones con un acto conmemorativo en la sede de la Unesco, en París, al que asistieron los representantes de Rusia y EE UU, Europa, China, India y otros países que desarrollan actividades espaciales. "Con el lanzamiento del Sputnik, por primera vez millones de personas vieron en el cielo una estrella artificial, no creada por los dioses sino por los hombres, y se demostró así que era posible vencer la gravedad terrestre", recordó Boris Chertok, uno de los fundadores de la cosmonáutica soviética. A sus 95 años, no pudo desplazarse a París, pero envió un emotivo mensaje grabado.

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Pioneros de aquellos primeros años del espacio y representantes de la industria espacial, entre otros, se sumaron ayer al homenaje en recuerdo del primer satélite artificial. "Éste es un año muy especial porque también hace medio siglo se celebró el Año Geofísico Internacional, que sentó las bases de la colaboración para la ciencia espacial", explicó James V. Zimmerman, presidente de la IAF, quien recalcó: "Ahora estamos corriendo todos en el mismo equipo hacia el futuro, para alcanzar logros beneficiosos para todos sus habitantes".

Los nuevos logros en el próximo medio siglo serían el regreso a la Luna, la construcción de una base permanente allí y después, tal vez viajes tripulados a Marte, pero los planes están todavía en bruto y no hay financiación. Sin embargo, el espacio abarca muchas más actividades que la ciencia y la exploración planetaria. Krysnaswamy Kasturirangan, presidente de la comisión espacial india, resumió su visión de las perspectivas espaciales a 50 años vista poniendo el énfasis de las aplicaciones de los satélites: vigilancia medioambiental, alertas de desastres, meteorología, tele-educación, telemedicina.

La IAF y la Unesco anunciaron ayer un acuerdo para colaborar en la protección de los lugares declarados de interés cultural o natural. Mario Hernández, responsable de ciencias naturales de la Unesco, explicó cómo una red de medios espaciales puede ayudar a proteger la Muralla China o vigilar los deslizamientos de tierras en el Machupichu.

Casi con seguridad, Serguei Korolev, el padre del programa espacial soviético, no pensaba en tales aplicaciones concretas de los satélites, pero la utilización de las órbitas se ha intensificado tanto que ahora los ingenieros afrontan también cómo controlar el problema del exceso de artefactos en órbita, los millones de fragmentos de basura espacial que amenazan a satélites y astronautas.

En Europa, hace 50 años, el Sputnik no sorprendió quizás tanto como al otro lado del Atlántico, recordaba ayer en la Unesco Roy Gibson, primer director de la Agencia Europea del Espacio (ESA), en 1975. "Los europeos sabíamos que no podíamos ser los primeros en poner en órbita un satélite", recordaba. Ayer la ESA fue uno de los protagonistas indiscutidos de la celebración, por sus logros posteriores a aquellos primeros pasos de la carrera espacial en la que no participó.

Stephen Briggs, jefe de Ciencia y Futuras Aplicaciones de la ESA, recordó las primeras palabras de Yuri Gagarin, el primer astronauta, cuando llegó al espacio, cuatro años después del Sputnik: "Veo la Tierra, ¡Es tan bonita!". "Fue una frase visionaria en todos los sentidos", dijo Briggs.

"Me emocioné"

Edward Stone, catedrático de Caltech, antiguo director del prestigioso Jet Propulsión Laboratory (California), que desarrolla para la NASA las más atrevidas misiones de exploración espacial, asistió ayer en París a la celebración del Sputnik y recordaba que se enteró del logro soviético mientras conducía camino de la Universidad de Chicago. "Me emocioné", dijo. "¡Y sólo 20 años después lanzamos al espacio la Voyager 1 con destino a los planetas exteriores!", exclamó con gran satisfacción. "Ahora la Voyager 1 es la sonda que más se ha alejado de la Tierra, está ya a 102 unidades astronómicas[ la distancia de la Tierra al Sol, 150 millones de kilómetros] de aquí".Otro entusiasta de la exploración se dirigió ayer a los 700 asistentes al acto celebrado en la sede de la Unesco: Arthur C. Clark, el escritor británico autor de 2001, una odisea en el espacio. Lo hizo mediante un vídeo, ya que su avanzada edad le impidió desplazarse desde Sri Lanka, donde vive, hasta París. Clarke calificó el vuelo del primer Sputnik como hito del siglo XX.Tampoco pudieron acercarse a la capital francesa los tres tripulantes actuales de la Estación Espacial Internacional (ISS), en primer lugar su comandante Michael López Alegría, astronauta de la NASA, pero utilizaron una conexión vía satélite para expresar sus felicitaciones a los reunidos.

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