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La justicia falla contra una escuela inglesa para judíos

El Tribunal Supremo británico obligó ayer a una gran escuela judía a admitir a un alumno de esa religión al que no reconoce como étnicamente judío. El padre de M., un niño de 12 años, es hebreo. La madre, católica, se convirtió al judaísmo bajo una autoridad no ortodoxa, pero el rabino jefe británico no lo reconoce, y, en consecuencia, tampoco al niño. De acuerdo con esta doctrina, que es la que desde hace 3.500 años marca la definición de judío para los más ortodoxos, la Escuela Libre, situada en el noroeste de Londres, dio prioridad a la entrada en el colegio a otros niños a los que sí consideraba judíos.

El Supremo se pronunció por un apretado resultado: cinco de los nueve jueces consideraron que la escuela "ha discriminado a M. debido a sus orígenes étnicos", infringiendo la Ley de Relaciones Raciales.

Mientras para los ortodo-xos se trata una interferencia en las tradiciones judías, el padre de M. y los judíos más progresistas recibieron el veredicto como "un toque de atención" a favor de una educación inclusiva.

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