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El lenguaje universal de las abejas

Investigadores descubren que los insectos asiáticos pueden entender a los europeos

El zoólogo austriaco Karl von Frish, Premio Nobel de Medicina 1973, descubrió la importancia de los bailes de las abejas. Ahora, un grupo de científicos han demostrado que estos movimientos pueden ser comprendidos por abejas de diferentes continentes, según ha publicado hoy el diario inglés The Guardian.

En el mundo, según el periódico, hay 9 especies de abejas que fueron separadas hace unos 30 millones de años, por lo que cada grupo ha desarrollado nuevas formas de comunicarse entre ellas. Los investigadores han encontrado que uno de los bailes más importantes es el meneo -donde se agitan continuamente de lado a lado mientras vuelan hacia delante-, con el que las abejas buscadoras avisan a las trabajadoras qué estan lejos y en qué dirección encontrarán una nueva fuente de néctar.

Científicos de Australia, Alemania y China han decidido investigar si este baile era una forma común de comunicación entre los insectos de diferentes continentes. Para ello, utilizaron panales de las dos especies con menos coincidencias, la europea y la asiática.

Con la ayuda de cámaras de alta velocidad, los investigadores pudieron estudiar los insectos en su hábitat natural. Así pudieron comprobar que algunos bailes diferían, pero usaban la misma técnica del meneo para señalar la dirección del alimento. Si las abejas volaban con la cabeza hacia arriba pedían a las trabajadoras volar hacia el sol. Si la posición de la cabeza era contraria significaba que el grupo debía volar en dirección opuesta al astro.

Lo que sí cambiaba era el baile para determinar la distancia de la comida. Según los científicos, los movimientos de ambas especies repiten el meneo en relación a la distancia a la que se encuentra el néctar. Para las abejas europeas, una danza de 1,5 segundos significa que la comida se encuentra a unos 600 metros, mientras que las asiáticas creían que la comida se encontraba a 400 metros de distancia.

Posteriormente, explica el Guardian, los científicos llevaron a cabo un experimento en la región de Da-Mei, en China. Allí instalaron seis puestos de alimentos con puestos de melaza a 400, 500 y 600 metros de distancia de los panales. Las grabaciones de vídeo muestran que cuando las buscadoras regresaban y bailaban, los trabajadores salían en busca del alimento.

"Al principio las asiáticas no llegaron al puesto, pero después dieron con el adecuado", asegura Jürgen Tautz, miembro del equipo de investigación de la Universidad de Würzburg, en Alemania. "La segunda vez, las abejas de Asia llegaron inmediatamente. Entendieron que con los bailes de las europeas la distancia era diferente, por lo que recalibraron la distancia que debían de volar", asegura el investigador. Los resultados del estudio pueden encontrarse en el semanario científico PLoS One.

La conclusión del grupo es que las abejas pueden llegar a entender los dialectos de las especies lejanas. Ahora los científicos se encuentran estudiando si las abejas europeas son tan buenas aprendiendo el lenguaje de las asiáticas

Una abeja europea se posa sobre una flor
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