De mitos y cosmogonías
¿Por qué el hecho religioso es universal? Sin duda, porque proporciona no sólo creencias que suplen necesidades humanas, sino también normas de conducta y valores que son percibidos, de forma unánime, como deseables. Todas las religiones, de alguna manera, predican el amor hacia los demás, el consuelo en la aflicción, la vida en paz y la esperanza de una vida futura.
La religión supone, en términos generales, una decantación ideológica, capaz de fundir a la comunidad de creyentes en un cuerpo único y duradero. Se entiende, en consecuencia, que su universalidad esté ligada a su efectiva función cultural. Las religiones, así concebidas, encierran una explicación metafísica del mundo que alimenta toda clase de cosmogonías o, si se quiere, de mitos sobre el origen del mundo, cuya comparación revela frecuentes parecidos, y de escatologías o teorías sobre el fin.
El hecho de ser parte de la cultura explica, contra lo que se suele pensar, y mediante simple inferencia, que la religión sea un hecho cambiante, debido a que la cultura es una especie de ecuación ajustada en la cual cada vez que se modifica uno de sus elementos lo hacen los demás.
La anomia (desorientación ante las normas) que se percibe en otros ámbitos de la cultura no es ajena a la religión. En este sentido, la secularización de la vida actual en los países occidentales es un efecto de los cambios culturales, más accesorio que fundamental en lo que se refiere a la esencia de la religión.
Por otro lado, cuando los cambios en materia religiosa son intensos, es frecuente que se generen integrismos y fundamentalismos, propios de algunos grupos que defienden la vuelta a la pureza y a los ideales previos. Asimismo, en el seno de las religiones se producen disfunciones, como es el caso de las sectas, formadas por pequeños grupos de creyentes, organizados rígidamente en estructuras herméticas.
Eloy Gómez Pellón es profesor de Antropología en la Universidad de Cantabria y en el Programa de Doctorado del Instituto de Ciencias de las Religiones UCM.
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