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Una mujer con una enfermedad cutánea no contagiosa denuncia a Ryanair por echarla de un avión

La aerolínea alude a su política de sanidad y seguridad

"Con esto en el brazo no puede volar, tiene que abandonar el avión". Esas fueron las palabras de un sobrecargo de Ryanair a una señora de 59 años, con el cinturón abrochado y preparada para volar a Trapani (Sicilia), el pasado miércoles. Lo que tenía en el brazo Felisa Roa eran unas manchas rojas, consecuencia de la enfermedad cutánea que lleva tratándose desde hace 10 años. Cuenta Roa que el empleado de la compañía aérea no dejó que se explicara: "Me dijo varias veces que le daba igual qué enfermedad tenía, que como él no estaba seguro de que esas manchas no eran contagiosas, no podía volar".

De nada sirvió que un médico que viajaba en el avión corroborase que se trataba de una "afección cutánea psicosomática y no contagiosa" ni que Roa contactara con su dermatóloga por teléfono para que fuera ella quien le contara al sobrecargo las características de esta enfermedad llamada prurigo nodular. El empleado se negó a escucharla y a recibir un fax con todos los datos de la patología e invitó a Roa, una vez más, a bajarse del avión. Ella se negó y, con todo el pasaje montado en cólera y defendiendo a la mujer, el sobrecargo llamó a la Guardia Civil. Cinco agentes fueron a buscar a Roa y ella no opuso más resistencia que el ataque de ansiedad que la estaba bloqueando por completo. A pesar de todo, pidió el número de placa al sobrecargo, pero éste -asegura Roa- se negó a dárselo.

Ya en tierra, acompañada de su hija Patricia, Roa puso una denuncia a Ryanair en las dependencias de la Guardia Civil del aeropuerto. En su declaración, adjunta un documento firmado por su médico de cabecera que afirma que la enfermedad no es contagiosa. El servicio médico de Aena en Barajas también lo acreditó. De hecho, desde que sufre esta afección, Roa ha viajado a Estados Unidos, China y Rusia sin ningún problema. Eso sí, era la primera vez que volaba con Ryanair, por lo que desconocía la "política de sanidad y seguridad" de la compañía. En un comunicado, la aerolínea irlandesa confirma los hechos y explica que "los pasajeros que padezcan alguna enfermedad que pudiese considerarse o parecer contagiosa tendrán la obligación de llevar un certificado médico que demuestre que el pasajero es apto para volar y no supone ningún riesgo para el resto del pasaje y la tripulación".

La dermatóloga de Roa estaba dispuesta a mandarlo por fax pero, según la denunciante, el sobrecargo se negó. "¿Cómo voy a llevar encima un justificante de una enfermedad que no tengo? ¿También tendré que tener un certificado que diga que no tengo sida?", se pregunta indignada. Ryanair responde que "es responsabilidad de los pasajeros tener un documento original y oficial emitido por un médico cualificado antes de embarcar en el avión" porque la compañía "no puede anteponer el servicio de un pasajero al resto del pasaje que espera la salida del vuelo".

Roa arremete contra la compañía y denuncia que el comportamiento del sobrecargo no se debe a ninguna medida de seguridad. "Cuando le pregunté qué hubiera pasado si hubiera llevado una camisa de manga larga que tapara las manchas, me respondió que hubiera podido volar sin problemas", recuerda Roa. "Dijo que era como si un delincuente roba un banco sin que lo pille la policía".

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