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"Para que nazca una persona se ha destruido a sus hermanos"

Los obispos condenan con dureza la selección de embriones para curar a un niño

La Iglesia católica ha sido la única en levantar la voz, y con llamativa dureza, contra el avance médico que permitirá a un bebé recién nacido en Sevilla donar su cordón umbilical y ayudar a curar a su hermano de una grave enfermedad. No se puede matar a una persona para curar a otra, dicen los obispos sobre el nacimiento del primer bebé cuyo embrión fue seleccionado porque era posible donante para su hermano, que sufre un tipo de anemia congénita que le obliga a someterse a constantes transfusiones.

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La Secretaría General de la Conferencia Episcopal Española, cuyo titular es el obispo auxiliar de Madrid, el jesuita Juan Antonio Martínez Camino, calificó ayer de "práctica eugenésica" el nacimiento del bebé. El episcopado emitió una nota titulada de manera expresiva: Curar a los enfermos, pero sin eliminar a nadie.

Los obispos se fijan en las "implicaciones morales" de la técnica, por la que los embriones obtenidos por fecundación in vitro son seleccionados si no son portadores de la enfermedad. De ellos, se implantan los compatibles con el hermano enfermo. Los demás son destruidos o congelados. Éste es el motivo del rechazo, que se ha repetido desde que existe la fecundación in vitro, hace 30 años. No se niega la utilidad de la técnica, sino que se discute que al elegir el embrión adecuado se descarten los demás.

Los obispos se mantienen inamovibles. "Se ha puesto el énfasis en la feliz noticia del nacimiento de un niño y en la posibilidad de la curación de su hermano. Expresada así, la noticia supone un motivo de alegría para todos. Sin embargo, se ha silenciado el hecho dramático de la eliminación de los embriones enfermos y de aquellos que, estando sanos, no eran compatibles genéticamente". "El nacimiento de una persona humana [sic] ha venido acompañada de la destrucción de sus propios hermanos, a los que se les ha privado del derecho fundamental a la vida", sentencian. La Organización Médica Colegial ha debatido el asunto sin llegar a una conclusión, reconoce el presidente de su Comisión de Deontología, Rogelio Altisent. "Dejar por el camino los embriones que no han sido utilizados no es un tema neutro para la ética médica", matiza.

Iglesia y sectores conservadores insisten en que un embrión es una persona desde el momento de la fecundación del óvulo por el espermatozoide, aunque su entorno sea un tubo de ensayo (donde sus posibilidades de desarrollarse son nulas), y no exista sistema nervioso ni nada parecido.

La mayoría de los científicos lo rebate. La Organización Mundial de la Salud, por ejemplo, descarta que la píldora del día siguiente sea abortiva, ya que actúa antes de la implantación del óvulo fecundado (un embrión de pleno derecho, según los conservadores).

"Lo ético es que ni siquiera nos planteemos dudas éticas", afirmó el presidente del Comité Científico de la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI), Marcelo Palacios. "Con independencia de que los padres tienen derecho a tener un hijo sano, si contribuye a curar al hermano cualquier planteamiento en contra es una injerencia inadmisible", declaró.

Los españoles tampoco comparten la ira de la Iglesia. En un estudio difundido en mayo por la Fundación BBVA, encabezan en Europa la lista de partidarios de que "los beneficios médicos que quizás pueden alcanzarse gracias a la investigación con embriones de pocos días, son mucho más importantes que los derechos" de éstos. Esta pregunta obtuvo un 6 sobre 10. Además, sólo uno de cada tres consideraba que el embrión "tiene una condición moral más próxima [o igual] a la de un ser humano que a la de un conjunto de células". Al apuntar que la investigación con embriones puede servir para curar enfermedades, la aceptación subía hasta un 6,8.

Siempre recelosa de los avances científicos (en su día condenó la anestesia en los partos por el mandato bíblico de "parirás con dolor"), la jerarquía católica dice que este "supuesto éxito" somete la vida humana a "criterios de pura eficacia técnica" y reduce la dignidad de la persona "a un mero valor de utilidad". Añade: "Los hermanos a los que se les ha privado del derecho a nacer han sido desechados por no ser útiles desde la perspectiva técnica, violando así su dignidad y el respeto que toda persona merece. Por su parte, el hermano que finalmente ha nacido ha sido escogido por ser el más útil. Se ha conculcado su derecho a ser amado".

El presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, lamentó la posición episcopal y expresó su respeto a los padres, que han hecho "lo que cualquier padre intenta hacer, que su hijo nazca sano". Además, dijo que la "inmensa mayoría de los católicos no comparten la posición de la jerarquía", informa Europa Press.

"Pensaba que quedaba algo de caridad y humanidad en la jerarquía eclesiástica, pero veo que no, que prefieren un espermatozoide o un embrión a la vida de un niño y a la calidad de vida de su hermano", manifestó el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares.

El presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela.
El presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela.ÁLVARO GARCÍA

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