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El obispo alemán Mixa presenta su dimisión al Papa en vísperas de una conferencia del Gobierno sobre los abusos

Está acusado de maltratar sistemáticamente a niños en un internado católico cuando era párroco de la localidad de Schrobenhausen

Primero mintió. Luego se disculpó a medias. Y ahora, ante la presión de la Iglesia católica alemana, pidió anoche al Papa en una carta que acepte su dimisión. El obispo de Augsburgo, Walter Mixa, es el primer peso pesado que cae en relación al escándalo de abusos a menores dentro de colegios católicos en Alemania. Su dimisión llega el día antes de la conferencia entre Gobierno, Iglesia, educadores y víctimas que el Ejecutivo alemán ha organizado para dar soluciones concretas al drama de los abusos y violencias en escuelas e internados.

La presión sobre el obispo Walter Mixa, conservador e intransigente, ha ido creciendo en las últimas semanas. Después de que varios ex alumnos del internado católico de Schrobenhausen (Alta Baviera) denunciaran en declaraciones juradas que el entonces párroco Mixa abusaba de las puniciones corporales y que repartía sistemáticamente palizas brutales y no simples bofetadas, Mixa contestó que "nunca" había sido violento con los niños. Y amenazó con llevar a las supuestas víctimas a los tribunales.

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Luego se retractó. Reconoció que las bofetadas eran algo común y que él también había repartido algunas. "Si ahora el asunto que se discute es si alguna vez llegamos a dar bofetadas, tengo que admitir honestamente que durante mis muchos años como profesor y párroco no puedo descartar que hace veinte o treinta años, y habiendo tenido contacto con tantos jóvenes, repartiera alguna que otra torta", declaró Mixa, antes de añadir: "me duele en el corazón y siento haber causado dolor y pena a tanta gente. Pido perdón".

Esta admisión causó un enorme revuelo en Alemania, en particular porque no es la primera vez que Mixa se encuentra en el centro de la polémica. El año pasado sus palabras dieron la vuelta del mundo cuando comparó el aborto al Holocausto. El presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Robert Zollitsch, le invitó ayer a tomarse una "pausa de reflexión".

"Hemos analizado con él cómo podría contribuir, en una situación difícil como la actual, a que vuelva la tranquilidad a la diócesis y si un tiempo de reflexión y de distancia geográfica podrían crear un ambiente más racional y ayudarle a aclarar la situación", explicó Zollitsch. Las dimisiones estaban en el aire -Mixa padecía presiones de todos los lados-, cuando anoche comunicó al Papa en una carta su intención de abandonar sus cargos como obispo de Augsburgo y obispo militar del Ejército Federal alemán.

La dimisión de Mixa ha aliviado la posición de la Iglesia en vísperas del comienzo de la conferencia organizada por el Gobierno de Merkel para discutir cómo solucionar el escándalo de los abusos sexuales que desde hace meses mantiene al país conmocionado. Aunque la conferencia no involucra sólo a los colegios e internados católicos sino también a los laicos de todo el país, hay mucha expectativa por conocer cuál será la línea de la Iglesia, que únicamente hace poco ha empezado a enfrentarse abiertamente a estos temas.

Representantes del Gobierno -Christina Schröder, ministra de Familia, Annette Schavan, ministra de Educación, y Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, ministra de Justicia- discutirán junto a representantes de las víctimas, de los educadores y de la Iglesia sobre prevención y aspectos legales relacionados con los casos de pederastia. Debido a que la gran mayoría de los casos denunciados prescribieron antes de que las victimas se animaran a denunciar, se hablará también de indemnizaciones, aunque no han sido adelantados detalles.

El Gobierno ha creado también una comisión independiente de asistencia a las víctimas bajo la dirección de la ex ministra de Familia Christine Bergmann. Según aseguró Bergmann en un encuentro con periodistas extranjeros, la comisión prestará especial atención "a aquellas víctimas para las que el abuso está lejos en el tiempo -es decir entre los años 60 y 80- pero que llevan encima las heridas y las consecuencias. Para estas personas es ahora importante el reconocimiento". Según Bergmann, la conferencia "será un gran momento democrático y una gran ocasión" para encontrar soluciones concretas y para reflexionar, ya que los abusos no pertenecen sólo al pasado sino también a la actualidad.

EFE

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