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Cinco países europeos recomiendan a sus sanitarios estudiar cálculo

Isabel Ferrer

Un bebé diabético de cuatro kilos recibe una dosis de insulina inferior a la de un adulto con la misma enfermedad y que pese 78. Este principio teórico parece elemental, pero a la hora de preparar las inyecciones, la cosa puede complicarse. Tanto, que hasta un 45% de los fallos hospitalarios tienen que ver, al menos en Holanda, con un cálculo erróneo de los medicamentos administrados por médicos y enfermeras. Viendo que la situación no mejoraba, el Hospital Universitario de Ámsterdam, uno de los mayores del país, ha puesto en marcha un curso obligatorio de matemáticas, por ordenador, para ambos colectivos. Al estudio se han apuntado 10 centros nacionales. Alemania, Bélgica, Suiza y Austria también lo siguen.

De unas cinco horas de duración, con una prueba inicial para establecer los conocimientos del alumno, así como otro examen final, con nota, el curso presenta casos prácticos, incluye 300 preguntas que abarcan desde las unidades de medida de los manómetros (que sirven para calcular la presión), a descifrar los análisis de un paciente. El cursillo completo puede seguirse en casa, pero hay que repetirlo hasta acertar todas las preguntas. Las respuestas figuran en el propio programa y aparecen una vez completado cada caso. El Hospital Universitario de Ámsterdam ha inscrito ya a 1.600 enfermeras y 200 estudiantes de enfermería, así como a 300 alumnos de medicina y médicos en prácticas.

Dosis correcta

Los protocolos de este centro exigen a un colega de la enfermera o médico responsable de una dosis medicinal, que compruebe si es la correcta antes de dársela al enfermo. "Aún así, un estudio efectuado en Maastricht (al sur del país) ha revelado que un 40% de los encargados de revisar las tomas en los centros médicos nacionales tampoco sabe calcularlas bien. Es una muestra del descenso de la calidad de la enseñanza. No se aprende a calcular como antes", según Peter Simons, director del departamento de enfermería del hospital, quien añade que los compuestos actuales son muy precisos y algo complicados.

"No hablamos sólo de niños y adultos. El peso y otros factores, como el resto de medicinas recetadas, condicionan los miligramos. Por eso, si se ignora la operación apropiada para obtener la dosis adecuada, tampoco sirve de nada utilizar una calculadora", reflexiona.

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