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El presidente del CSIC deja el cargo por discrepar con Ciencia y Tecnología

Rolf Tarrach considera inadecuada la política científica del ministerio

Rolf Tarrach, presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el mayor organismo científico de España, dejará próximamente el cargo, al no disponer apenas de libertad de acción para resolver los problemas del organismo que preside y no estar de acuerdo con las decisiones ministeriales. Tarrach planteó al Ministerio de Ciencia y Tecnología hace cuatro meses su reemplazo si no respondía positivamente a problemas como la no homologación de sueldos de los investigadores del CSIC con los de las universidades. Piqué dice que le pidió tiempo.

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Rolf Tarrach debía inaugurar ayer en Valencia unas nuevas instalaciones científicas junto con el ministro de Ciencia y Tecnología, Josep Piqué, pero el ministro no llegó. A su llegada retrasada, ya por la noche, a Valencia, Piqué aseguró que su departamento no tiene "una urgencia especial" en buscar un sustituto a Tarrach, quien está "dispuesto" a seguir en el cargo hasta que se encuentre "un encaje que sea el adecuado", informa Efe.

Tarrach, uno de los escasos altos cargos del sistema español de ciencia y tecnología, admitió ayer que no ha llegado nunca a hablar con el ministro sobre los problemas que planteó en una carta del 21 de octubre dirigida al Secretario de Estado de Política Científica y Tecnológica, Pedro Morenés. Sin embargo, ha sugerido hasta siete nombres al ministerio para sustituirle mientras se alargaba el plazo de respuesta, en parte por la atención requerida por la catástrofe del Prestige. Ahora, espera irse en un plazo mínimo de dos semanas, cuando decida Piqué.

Lora Tamayo

Según el ministro "Tarrach hacía ya mucho tiempo que deseaba abandonar esa responsabilidad y volver a sus tareas universitarias y docentes. Yo le pedí por favor que continuara una cierta temporada, hasta que pudiéramos ver cómo se podía proceder a su sustitución". Ayer, el nombre que más se mentaba en el mundo científico para sustituir a Tarrach era el de Emilio Lora Tamayo, vicepresidente del CSIC y actual presidente del Comité Asesor Científico para el Prestige. Lora Tamayo es, al igual que Tarrach, catedrático de Física en Barcelona. Algunas fuentes subrayaban que varios científicos contactados por el ministerio se han negado a ocupar el puesto, dada la situación de claro deterioro en el CSIC tras su adscripción al nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología.

Tarrach, en declaraciones a este periódico, situó ayer sus discrepancias con el ministerio en tres niveles. En el nivel más alto o básico está su desencanto con la política científica: "Se me ha hecho muy difícil entender la política científica del Ministerio de Ciencia y Tecnología, porque mis modelos de política científica son muy distintos de los que plantea éste". En un segundo nivel, la progresiva disminución de la autonomía del CSIC tras su adscripción al Ministerio de Ciencia y Tecnología: "En los últimos años parte de las decisiones que tomaba antes el presidente del CSIC se han empezado a tomar en el ministerio y creo que éste es un camino equivocado conceptualmente, porque lo interesante sería que las instituciones de investigación tuvieran una mayor autonomía que la que tienen. El CSIC debería ser una institución estatal más que gubernamental". Tarrach cree que el futuro del CSIC será muy oscuro si no se emprende una profunda reforma.

En el tercer nivel está la falta de respuesta a problemas como el citado del nivel salarial de los investigadores del CSIC, ya que algunas comunidades autónomas están pagando suplementos de sueldo a los profesores universitarios. El ministro reconoció ayer la existencia de este problema: "Es un tema difícil que hay que abordar, pido un poco de tiempo".

Una muestra del descontento que reina en el CSIC es el comunicado del claustro científico de uno de los institutos, el de Ciencia de Materiales de Madrid, hecho público el pasado miércoles. "La creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología ha agravado todas las carencias anteriormente citadas, originando un laberinto administrativo con altos cargos responsables inactivos, un ministro que parece estar ausente y gestores que no se sabe si están para crear las condiciones favorables a la ciencia o para meramente administrar las telecomunicaciones, hipotecando en gran medida el futuro de España", se puede leer en este comunicado.

Auténtico caos

El PSOE enmarcó hoy la dimisión del presidente del CSIC en la "falta de proyecto de política científica del Gobierno" y en el "auténtico caos" de la gestión gubernamental en esta materia. El diputado socialista Jaime Lissavetzky, dijo que el relevo de Tarrach "viene a reflejar la tremenda falta de proyecto de política científica" del Gobierno del PP. En declaraciones efectuadas en el Congreso, Lissavetzky recordó que desde que se creó el Ministerio de Ciencia y Tecnología se ha producido una "sustitución exagerada" de altos cargos, ya que con excepción del director general de Política Tecnológica, todos los demás han sido sustituidos, algunos varias veces.

Al conocerse su marcha, la gestión de Tarrach recibió ayer críticas de algunos investigadores y representantes, informa Efe. Así, el investigador Alfonso Vázquez afirmó que la gestión de Tarrach fue "poco eficiente" y "no ha sido de las mejores que recordará el Consejo". Juan Eugenio Iglesias, representante del personal investigador, explicó que Tarrach "no logró llevar adelante ninguna de sus iniciativas" y "desprestigió" la imagen de la institución en el caso Prestige, y el sindicalista Emilio Criado, de CC OO, aseguró que su marcha "es la crónica de un proceso anunciado ante el deterioro creciente de la imagen de Tarrach y del CSIC, un organismo que esta atravesando un momento muy delicado por la acumulación de una serie de conflictos". El CSIC tiene 120 institutos y ocupa a 10.500 personas.

Rolf Tarrach, ayer, en la Universidad de Valencia, rodeado por investigadores que protestan por la precariedad.
Rolf Tarrach, ayer, en la Universidad de Valencia, rodeado por investigadores que protestan por la precariedad.JORDI VICENT

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