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Una proteína de la leche materna protege contra la obesidad adulta

Españoles y británicos patentan un hallazgo con un mercado potencial de 15.000 millones

Javier Sampedro

Los estudios estadísticos han mostrado que la lactancia materna protege más que la artificial contra la obesidad en la edad adulta. Un laboratorio español ha descubierto al responsable: la leptina, una proteína de la leche materna. El hallazgo de Andreu Palou y su grupo de la Universidad de las Islas Baleares plantea la posibilidad obvia de añadir leptina a las leches infantiles, una idea con un mercado potencial de 15.000 millones de euros en Europa. Los españoles han patentado la técnica. También lo ha hecho un laboratorio británico que tiene menos avanzado el proyecto.

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No hay soluciones caseras

La leptina no sólo se conoce desde 1994, sino que constituye un célebre fiasco en la farmacología del sobrepeso. Se pensaba que la leptina era producida sólo por el tejido adiposo, y que su principal función era comunicar al cerebro que ya había bastantes reservas de grasa corporal, y que por tanto redujera el apetito. Pero la administración de leptina a voluntarios no sirvió para que adelgazaran.

Palou y su equipo, sin embargo, observaron hace seis años que el estómago humano produce leptina. La proteína también estaba presente en la leche materna y, de manera sorprendente, podía absorberse intacta por el estómago del bebé (casi todas las proteínas se destruyen en el estómago). Palou sabía que el estómago está conectado mediante nervios y sistemas hormonales con los centros cerebrales que controlan el peso corporal, así que decidió explorar la cuestión a fondo.

El grupo mallorquín demostró, en animales de experimentación, que la leptina sí puede ser un valioso recurso médico contra la obesidad, pero no de la forma en que se creía. Su ingesta con la leche materna no tiene un efecto directo sobre los centros cerebrales del apetito y el peso corporal: lo que hace es reprogramarlos para la vida adulta.

Palou y su equipo han demostrado en ratas recién nacidas que la adición de pequeñas cantidades de leptina a la leche artificial -en un biberón, directamente- previene la obesidad durante la vida adulta (International Journal of Obesity, 1:11). Y también han aportado indicios muy sólidos de que lo mismo ocurre en humanos (Obesity, 14:1371).

Protección futura

"La función de la leptina es defendernos frente al desarrollo de la obesidad y sus complicaciones médicas asociadas", dice Palou, biólogo molecular y vicepresidente del panel científico de nutrición de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).

"Si uno ha tomada suficiente cantidad de leptina durante la lactancia", explica Palou, "está muy protegido -dentro de límites razonables- de acumular un exceso de peso en la edad adulta, aunque puede haber excepciones".

La leptina no está presente en las leches artificiales, lo que plantea de inmediato explorar la posibilidad de añadirla a esos productos. "En el futuro", dice Palou, "todos estos preparados, que se han hecho casi imprescindibles en la vida moderna, deberán contener una cantidad suficiente de leptina, al menos durante una parte de la lactancia, en los periodos que nosotros hemos visto que son críticos para que el niño pueda consolidar su sistema fisiológico de prevención frente a la obesidad".

Pero esto no ocurrirá antes de cinco años, en el mejor de los casos: falta lo esencial, que es un estudio clínico en humanos. "Actualmente, lo recomendable es la lactancia materna y, probablemente, lo seguirá siendo en el futuro aunque pueda complementarse en las madres cuya leche no contenga suficiente leptina", advierte.

Las variaciones en la cantidad de leptina materna han sido, precisamente, las que han permitido a los científicos baleares extrapolar al ser humano sus resultados en ratas.

"Desconocemos las razones por las cuales varía tanto la cantidad de leptina en la leche materna", admite Palou. "Probablemente se deba en parte a factores genéticos, pero también al estrés y a un tipo de alimentación o estilo de vida desfavorable y particular de nuestra civilización".

Palou se llevó una sorpresa hace dos domingos, cuando varios medios británicos anunciaron una "leche infantil artificial que previene la obesidad", atribuyendo el proyecto a Mike Cawthorne, de la Universidad de Buckingham. Eso ocurría sólo dos días después de que Palou presentara sus resultados en una conferencia en Budapest. Cawthorne no sólo estaba entre la audiencia, sino que bombardeó a preguntas a Palou tras la conferencia. Y también ha patentado la idea.

Palou subraya: "De momento sólo puedo insistir en la recomendación de la lactancia materna frente a la artificial, pues la nueva función de la leptina que hemos descubierto es una razón de peso adicional para ello".

Un grupo de recién nacidos en la maternidad de un hospital.
Un grupo de recién nacidos en la maternidad de un hospital.REUTERS

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