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Las rebajas de emisiones anunciadas no bastan para estabilizar el clima

Los países se quedan muy lejos de lo considerado necesario por los expertos

Limitar el calentamiento del planeta a un nivel aceptable no será sencillo. Los expertos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) han estimado que las emisiones de CO2 deben reducirse en unas 17 gigatoneladas en 2020 respecto a la tendencia actual para que la temperatura del planeta no aumente más de dos grados centígrados. Sin embargo, con los planes anunciados en la ONU, y que suponen un enorme esfuerzo de inversión, aún faltarían entre tres y cinco gigatoneladas para conseguir limitar el calentamiento, según explicó ayer la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera.

Suponiendo que la UE recorte sus emisiones en 2020 un 30% respecto a 1990, que Japón las baje un 25%, que EE UU las reduzca un 17% respecto a 2005, que China aplique un descenso significativo de su intensidad energética... suponiendo que todo eso se cumpla, aún no sería suficiente para el objetivo que pactaron los líderes del G-20: que la temperatura no suba más allá de dos grados respecto a los niveles preindustriales.

España pide comprensión hacia EE UU por la inercia de la etapa de Bush

"Las cifras dan una reducción de 12 gigatoneladas, así que el resto hasta 17 tiene que salir de algún lado", explicó Ribera. Sólo EE UU emite al año siete gigatoneladas, así que la diferencia no es menor. Ribera señaló que para paliar ese hueco existe la posibilidad de fijar acuerdos sectoriales de reducción de emisiones. La idea es fijar límites de emisión, por ejemplo, a las cementeras, siderurgias..., independientemente del país en el que se encuentren. Eso evita la deslocalización y puede sumar al acuerdo.

Carlos Duarte, profesor de investigación en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, explica que "no hay una bala de plata" para combatir el cambio climático y que además de actuar en el sector energético habrá que reducir las emisiones del cambio de uso del suelo por la deforestación.

La urgencia por reducir la emisión de gases de efecto invernadero crece casi cada día. El jueves, un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente alertó de que las peores previsiones de calentamiento que el IPCC lanzó en 2007 se estaban quedando desfasadas: que los glaciares se funden más rápido de lo previsto y que la subida del mar es mayor de la anunciada.

Debido en parte a esa "urgencia ambiental", Ribera se mostró ayer optimista ante la cumbre de Copenhague -"los trenes tienen su momento y si no los tomas se escapan"- aunque alertó de que es imposible que ese texto "resuelva todo hasta el mínimo detalle".

Sobre las críticas a la Administración de Barack Obama por falta de ambición en su programa de reducción de emisiones, Teresa Ribera se mostró comprensiva: "Hay que tener en cuenta la inercia -en España sabemos mucho de eso- y el coste político que tiene en cada país" asumir compromisos contra el calentamiento.

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