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La rebelión del profesor emérito

Los estudiantes de la Universidad de Oviedo están en huelga para pedir la vuelta de Gustavo Bueno

Los estudiantes de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Oviedo cumplen hoy 12 días de huelga para exigir el retorno a la docencia activa y reglada del profesor Gustavo Bueno, catedrático de Filosofía de la Religión y una de las grandes figuras de la filosofía española contemporánea. Bueno, que acaba de cumplir 74 años, se había jubilado hace nueve, en septiembre de 1989, pero ello no interrumpió su habitual actividad docente, que prosiguió desde entonces en calidad de profesor emérito. Sin embargo, el pasado 30 de julio, la Junta de Gobierno de la Universidad de Oviedo decidió modificar el reglamento de profesores eméritos e introdujo una cláusula que limita a cuatro años el periodo máximo en que se puede desempeñar esa condición.Como consecuencia de esta reforma normativa, cinco profesores eméritos de la Universidad de Oviedo han perdido su condición para convertirse en eméritos honoríficos con carácter perpetuo. Esto entraña su relevo de la actividad docente reglada y la pérdida de la remuneración adicional que percibían. Con Bueno, se han visto afectados por esta disposición los catedráticos José María Martínez Cachero, profesor de Literatura Española; Jaime Truyols Santoja, de Paleontología; María Esperanza Bengoechea, de Ciencias Morfológicas; y León Garzón Ruipérez, de Ingeniería Nuclear.

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El estallido de la protesta estudiantil se produjo en la facultad de Filosofía el pasado 23 de octubre. Tres días después, reclamado por los alumnos, Bueno impartió una clase improvisada en los pasillos de la facultad, desde lo alto de la escalinata central de un edificio que hasta hace unos años fue cuartel militar. "No es la primera vez que lo hago. A mí no se me caen los anillos por dar clase en un pasillo. Pero ya es paradójico que no se me permita hablar ni impartir enseñanza a los alumnos ni aun en el aula magna que lleva mi nombre", afirma el profesor Bueno.

"No es verdad que no se le deje dar clase", replica el rector, Julio Rodríguez. "No puede impartir enseñanza reglada, pero nadie le impide dar conferencias, cursos de extensión universitaria o de los que homologa la junta de gobierno para que puedan ser considerados dentro de las asignaturas de libre designación. Tenemos un cupo de profesores eméritos y hay que regularlo para que todos tengan la posibilidad de solicitarlo y de que cuente en su expediente".

La universidad justifica la decisión por razones presupuestarias. "Los motivos han sido económicos y de justicia distributiva", afirman el decano de la facultad, Alfonso García Suárez, y el director del departamento de Filosofía, Julián Velarde Lombraña, con los que Bueno mantiene una posición de discrepancia académica y filosófica desde hace años. "La Universidad de Oviedo", explican García y Velarde, "no podía soportar la onerosa carga de mantener vitaliciamente una nómina de eméritos que, o debería crecer desmesuradamente o impediría el acceso a dicha condición de meritorios a profesores que hubiesen alcanzado la edad de jubilación.

Según los estatutos de la universidad, el número de profesores eméritos no puede exceder del 2% de la plantilla docente y, entre ellos, "en ningún momento podrán ser mayoría los que lleven más de cuatro años en dicha situación".

"No es una razón económica lo que me aparta de la enseñanza", discrepa Gustavo Bueno, "porque eso es el chocolate del loro. Si el problema es que la universidad no puede pagar la remuneración de los eméritos es que está en quiebra. La igualdad que se invoca tampoco tiene sentido porque, al haberte hecho emérito, ya te han diferenciado de otros y te han hecho desigual. La igualdad aquí es un concepto vacuo y tonto. ¿Por qué cada año tienen que nombrar tres o cuatro profesores eméritos? La condición de emérito se adquiere dentro y fuera de la universidad por el reconocimiento que uno haya ido adquiriendo, no por los sexenios que se haya permanecido en la universidad".

Excepcionalidad

Los alumnos en huelga también discrepan de las autoridades académicas y sostienen que la "excepcionalidad y categoría intelectual del profesor Gustavo Bueno, por encima de críticas, polémicas y controversias intelectuales", justifica su permanencia en la docencia.Bueno es uno de los grandes filósofos españoles vivos. No sólo es un divulgador de la historia del pensamiento universal, sino que reúne la condición de creador de un pensamiento propio y original -el materialismo filosófico-, impulsor de una escuela de pensamiento -el grupo de Oviedo- y autor de una teoría de la ciencia, el "cierre categorial". Su obra se ofrece no sólo como un propósito de conocimiento sistemático, sino como una propuesta de sistema de conocimiento en sí misma.

"Yo no he pedido volver a la universidad. Ha sido la universidad, por boca de los estudiantes, quien lo ha hecho", aclara Bueno". "Lo que ocurre es que el rector quiere asumir la representación de la institución. La junta de gobierno sigue insistiendo en la jubilación y en la legalidad. Pero la legalidad la inventan ellos mismos. Cada universidad hace su ley y sus reglamentos. Hay muchos modelos distintos en Europa y en España. Y los estudiantes se dan cuenta de la trampa y no están dispuestos, al parecer, a conformarse con tales infundios y pretextos", añade el profesor.

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