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Las religiones quieren escenificar en la ONU su fe en el diálogo

Respeto, diálogo y la idea de que la pluralidad de religiones enriquece a la humanidad. Ésta es la conclusión de la Conferencia Mundial para el Diálogo, promovida en Madrid por el rey de Arabia Saudí, Abdalá bin Adulaziz Al-Saud, con el plácet del Gobierno de España. Ayer se cerró con la proclamación de una titulada Declaración de Madrid. El protagonista del acto de clausura fue el enviado especial del Papa, el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Entre las resoluciones aprobadas figura la de pedir a la ONU, "lo más pronto posible", la organización de una sesión especial "para impulsar el diálogo entre los seguidores de todas las religiones, civilizaciones y culturas".

Las distintas confesiones sostuvieron en el pasado el principio de la unidad como camino necesario hacia la paz. Las consecuencias fueron guerras y disputas sin fin. Hoy nadie mantiene aquella teoría, expresada como cuius regio, eius religio, es decir, el principio de que la confesión religiosa del príncipe era la de todos sus súbditos, quisieran o no.

Elogio de la diversidad

En cambio, la Declaración de Madrid, después de un largo capítulo de agradecimientos, parte del principio de que la diversidad cultural y religiosa "es un signo de la divinidad de Dios y un motivo del progreso humano". Añaden: "Los seguidores de las diferentes religiones están de acuerdo en que el diálogo es el mejor camino para el entendimiento y la cooperación mutua en las relaciones humanas y la convivencia pacífica entre las naciones. La paz, el respeto de los compromisos, de las especificidades de los pueblos y su derecho a la seguridad, la libertad y la autodeterminación, son la base de la relación entre las personas. La consecución de esto es uno de los grandes objetivos de las religiones".

Esta conferencia internacional ha reunido en Madrid en los tres últimos días a más de 200 pensadores y líderes de algunas de las grandes religiones del mundo, observados por un centenar de periodistas. En uno de los encuentros multirreligiosos, coordinado por la teóloga católica Margarita Pintos, se debatió sobre el papel de las mujeres, las grandes olvidadas y marginadas de las religiones pese a ser, casi siempre, sus más eficaces sostenedoras.

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