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La sentencia de Mumia Abu- Jamal será revisada

Un tribunal de EE UU ordena una decisión sobre la ejecución pendiente del activista negro

Por dos votos a uno, el Tribunal de Apelación de Estados Unidos ha ordenado que el estado de Pensilvania tome una decisión en tres meses sobre si ejecuta o encarcela de por vida al activista negro y periodista Mumia Abu-Jamal, condenado a muerte en 1982 por el asesinato de un policía en Filadelfia, y recluído desde entonces.

La ejecución de Abu-Jamal ya fue suspendida en 2001 por otro tribunal al considerar que la exclusión de varios miembros negros del jurado, así como las instrucciones que recibieron acerca de la forma en que debían considerar los atenuantes, fueron inconstitucionales. La nueva decisión del tribunal federal confirma la suspensión de la sentencia, pero no ordena un nuevo juicio como ha pedido la defensa del preso alegando irregularidades en el proceso.

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El voto discrepante del tribunal ponía en duda la composición racial de jurado que juzgó el caso hace ya más de 25 años. Sólo dos de sus miembros eran negros y varios candidatos negros fueron excluidos de la composición final de éste.

Mumia Abu-Jamal, de 54 años, participó en su juventud en varios grupos de resistencia negra como los Panteras Negras y en el momento de su detención militaba en el grupo naturista negro, MOVE. Su actividad periodística se centraba en la corrupción policial en el momento de su detención. Compaginaba esta actividad con el trabajo de taxista.

Su caso levantó una ola de solidaridad en los años 80, en plena lucha contra el régimen racista del Apartheid en Sudáfrica. Amnistía Internacional y el arzobispo sudafricano Desmond Tutú han criticado el sesgo racista del proceso al que fue sometido.

Mumia Abu-Jamal, a la salida del tribunal en 1995
Mumia Abu-Jamal, a la salida del tribunal en 1995AFP

Dudas en torno al proceso

Daniel Faulkner, agente de policía de Filadelfia, detuvo a William Cook, hermano de Mumia, en la noche del 9 de diciembre de 1981. Conducía sin luces y en sentido contrario por un barrio poco recomendable de la ciudad. Mumia, que circulaba por la zona en su taxi, afirma que vio cómo el agente golpeaba a su hermano con una linterna. Se acercó y unos momentos después, el agente moría de dos disparos y él mismo recibía uno en el pecho. La policía arrestó al sospechoso esa madrugada con una pistola a su nombre.

La defensa afirma que una tercera persona disparó al agente por la espalda y huyó del lugar del crimen. La policía recuerda que el propio Mumia reconoció haber disparado a agente más tarde en el hospital. La decisión del juez que se hizo cargo del caso (Albert Sabo, conocido como el juez de la horca) de no permitir al acusado ejercer su propia defensa fue controvertida. Sabo se lo impidió afirmando que trataba de intimidar a los candidatos a jurado en el proceso de selección. Años después, el testimonio de varios testigos clave fue puesto en duda. Al oír la sentencia, Mumia y otros activistas negros amenazaron de muerte al juez.

Los defensores de Abu-Jamal, denuncian que, a su muerte en 1998, Sabo había condenado a muerte a 31 personas, 27 de ellas de raza negra. Un funcionario judicial recordó haberle oído afirmar que iba a “ayudarles [a la Policía] a freír al negro”.

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