_
_
_
_
_

El suicidio de un joven minusválido reabre el debate sobre la eutanasia en Francia

El joven pidió a Nicolas Sarkozy un cambio en la legislación que despenalizase el suicidio asistido

Rémy Salvat tenía 23 años y estaba enfermo desde los 6 años de una rara enfermedad degenerativa que le estaba conduciendo a la incapacidad total. El pasado domingo Salvat se encerró en su habitación y tomó una sobredosis de medicamentos que acabó con su vida. Este caso ha vuelto a abrir en Francia de forma dramática el debate sobre la eutanasia. Todos los medios del país se hacen hoy eco de esta muerte después de conocerse que el joven pidió al presidente de la República, Nicolas Sarkozy, un cambio en la legislación que despenalizase el suicidio asistido.

"Por razones filosóficas personales", le contestó el presidente, "creo que no nos corresponde, que no tenemos derecho, a interrumpir voluntariamente la vida". Después de recibir esta respuesta el 6 de agosto, el domingo pasado Salvat decidió llevar adelante su voluntad. "Quisiera que se privilegie el diálogo en la cabecera de la cama del enfermo entre él, el médico y la familia para que se encuentre la solución más adaptada a cada situación", escribía Sarkozy haciendo alusión "al proyecto de desarrollo de cuidados paliativos", según interpreta las palabras del presidente el diario francés Le Figaro. El cuerpo lo encontraron sus padres, que desde hacía tiempo apoyaban el combate del hijo en favor de la eutanasia.

Más información
"Me siento literalmente devorada por el dolor"
La justicia francesa rechaza la petición de eutanasia de una paciente de Chantal Sébire

El joven, que sufría una minusvalía severa progresiva que le impedía ya andar, dejó un mensaje grabado a sus padres en el que les comunicaba que pretendía que "hubiese un verdadero debate sobre la eutanasia y el suicidio". Antes de este mensaje había escrito una carta a Sarkozy. "Como Vincent Humbert, pido que se me permita morir para liberarme de mis sufrimientos", escribía recordando el caso del tetrapléjico que en 2003 conmocionó a la opinión pública francesa. "Sé que en Francia", continuaba Rémy en su carta, "no hay ley que permita a los equipos médicos practicar la eutanasia. Esto me impide vivir en paz... es necesario que la ley cambie".

"No haga oídos sordos"

Su ruego al presidente terminaba: "El problema es que usted, señor Nicolas Sarkozy no quiere oír hablar del asunto. Yo, Rémy Salvat, le pido que deje de lado su convicción personal y no haga oídos sordos. Usted puede, si es usted el presidente de todos los franceses". La posición del presidente quedó clara en otro caso similar reciente, el de Chantal Sébire, que pedecía un tumor incurable que le deformaba el rostro y le causaba dolores atroces. Falleció en marzo por una sobredosis de barbitúricos después de pedir sin éxito a la justicia el derecho a morir dignamente. Un caso que llevó al Gobierno a realizar una reevaluación de la "ley sobre el final de la vida" que debe publicarse antes de 2009.

Según amigos de la familia, Rémy no quería recurrir a los cuidados paliativos, se sabía condenado y había manifestado conscietemente su deseo de no acabar como "un vegetal". "Rémy nos decía: mientras que pueda andar viviré. Pero desde hacía varios meses ya no podía utilizar sus piernas y sufría terribemente", ha contado su padre, Jean-Pierre, según publica Le Figaro. Hace nueve años, la madre, Régine, en un momento de "hundimiento total" según explicó ella misma a la Justicia, intentó acabar con los padecimientos de su hijo, lo que le valió ser imputada de intento de asesinato, causa que fue sobreseída.

Rémy Salvat.
Rémy Salvat.AFP
Carta con la que respondió el presidente francés al joven.
Carta con la que respondió el presidente francés al joven.AFP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_