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Un telescopio robótico en Málaga

El Telma se añade a la red de observación de estallidos de rayos gamma

Un nuevo telescopio robótico ha empezado a funcionar en Algarrobo Costa (Málaga). Se llama Telma (Telescopio Málaga) y forma parte de la red que escruta el cielo buscando estallidos de rayos gamma, los sucesos más energéticos que se detectan desde la Tierra.

El nuevo instrumento, desarrollado en el marco de un proyecto financiado con 211.000 euros por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía, cuenta con un espejo de 60 centímetros de diámetro y una alta velocidad de apuntado. Estas características mejorarán la capacidad de la red de telescopios BOOTES (Burst Observer and Optical Transient Exploring System) al poder dirigir su instrumental con suma rapidez a cualquier objeto celeste.

Esta red se desarrolla desde 1998, bajo la coordinación del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC). Desde entonces, se han construido y puesto en marcha tres estaciones de observación: BOOTES-1 en el Centro de Experimentación de El Arenosillo (INTA) en Huelva, inaugurado en 1998; BOOTES-2, que se estableció en 2001 en la Estación Experimental de la Mayora donde ahora se inaugura TELMA, y BOOTES-3, en Nueva Zelanda, que comenzó su actividad en febrero de 2009.

El investigador principal del proyecto de investigación espacial y uno de los responsables de su puesta en marcha, Alberto Castro-Tirado, ha manifestado que el nuevo telescopio instalado en la comarca de la Axarquía "forma parte de un nuevo concepto de observatorio astronómico robótico que permitirá hacer ciencia puntera en varios campos científicos y de igual modo dedicar una parte del tiempo a tareas divulgativas".

Los tres telescopios están destinados al estudio de contrapartidas ópticas de aquellos fenómenos de explosión de rayos gamma identificados por satélites espaciales. Estos rayos, además de indicadores de fenómenos de formación de estrellas, son una importante fuente para conocer etapas tempranas del universo, ya que la luz que llega a la Tierra con esos intensos fenómenos radiactivos tiene una antigüedad de más de 10.000 millones de años luz.

Una de las principales características de estos fenómenos estelares es que tienen lugar de forma imprevisible en cualquier punto del espacio, lo que dificulta su estudio y conocimiento. Para sortear este inconveniente, todos los instrumentos de BOOTES están constantemente comunicados con satélites espaciales, que son los que identifican en primer término las explosiones de rayos gamma. Una vez reciben la información de que se ha iniciado uno de estos fenómenos apuntan hacia él y realizan un seguimiento, al mismo tiempo que informan a otros observatorios terrestres

Telescopio robótico Telma de la red BOOTES para detectar estallidos de rayos gamma.
Telescopio robótico Telma de la red BOOTES para detectar estallidos de rayos gamma.IAA

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