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El tráfico de marfil debe seguir estando prohibido

Desde enero de 1990 se ha prohibido en todo el mundo comerciar con marfil y otros productos obtenidos del elefante. Esta prohibición será revisada por la comunidad mundial el próximo mes de marzo, en respuesta a críticas de cierto número de países africanos sobre su falta de equidad. El autor señala la necesidad de mantener la prohibición.

Existe una gran necesidad por parte de todos nosotros de entender lo que nos jugamos, porque los elefantes africanos no se encuentran todavía seguros de la amenaza de extinción en la mayor parte de su territorio.Antes de 1989, el marfil de elefante se comercializaba bajo cierta supervisión protectora, proporcionada por la Convención para el Comercio Internacional de Especies en Peligro: el llamado CITES. En ese momento, los elefantes se encontraban en lo que se llama el Apéndice II. Esto quería decir que todo el comercio de marfil debía estar cubierto por permisos especiales. Bajo este sistema del CITES, decenas de miles de elefantes eran sacrificados todos los años para cubrir1aenorme demanda mundial.

Desafortunadamente, hasta un 70% del marfil que se exportaba desde África era de procendencia ilegal, y los documentos CITES necesarios parece, que no eran siempre genuinos. El mercado negro florecía y el marfil alcanzaba precios récord. Las aduanas y las operaciones de, policía en los países africanos no podían controlar el tráfico ¡legal, y el contrabando era común y fácil de llevar a cabo. La matanza ilegal de elefantes en muchos de los parques nacionales africanos alcanzó niveles sin precedentes, y existía una amenaza real a la supervivencia de muchas de estás poblaciones.

Una llamada internacional a la. acción para salvar al elefante dio lugar a la decisión de prohibir todo el comercio internacional de marfil desde principios de 1990. Esto se hizo trasladando el elefante africano desde el Apéndice II de CITES al Apéndice I. Al revés de lo que habían predicho los escépticos, el resultado fue inmediato:Los precisos del marfil cayeron en picado, el comercio cesó casi por completó y, a finales de 1990, el furtivismo o matanza ilegal de elefantes había desaparecido totalmente en muchos países africanos.

Si se permite que se restablezca el comercio, incluso con limitaciones, se pueden producir consecuencias de gran envergadura. Las actitudes públicas cambiarán a medida que se promocione el producto. El marfil ilegal se infiltrará en el mercado y subirán los precios.

Aunque la gestión de los elefantes sea excelente en algunos países africanos, no existen pruebas de que las Policías de frontera y las autoridades aduaneras hayan mejorado en ningún sitio en África. Éste era el problema que preocupaba más en 1990. Es prematuro restablecer el tráfico de marfil por que no se puede controlar.

Si existen demasiados elefantes en algunos países y es necesario reducir su número, ése es un asunto interno. Nadie puede objetar que se gestionen las especies salvajes y, tristemente, dada la limitación de territorios para especies salvajes en gran parte de África existe un límite para el tamaño de cualquier población si debe vivir en equilibrio con el medio ambiente. La venta de marfil, es, sin embargo, un tenia internacional dado el alto precio del producto y la facilidad con que se pueda pasar de contrabando. La acción de un solo país afectará a todos los demás.

Fuente de ingresos

El argumento para levantar la prohibición de comerciar con marfil incluye a menudo la justificación de que la venta de marfil proporcionará mayores ingresos para dedicar a la conservación. Pero no dejamos que la policía vendía drogas para cubrir los costes del mantenimiento de la ley, aunque, desde luego, se podrían generar enormes ingresos por esta vía. Existen razones para no permitirlo. Los mismos argumentos son de. aplicación en el comercio de marfil.

Por el momento, se debe mantener la prohibición internacional de comerciar con marfil, que ha tenido gran éxito. Vamos a aseguramos de que el elefante africano sobrevive. Busquemos alternativas al marfil para la moda y busquemos igualmente alternativas para la financiación de la conservación. No son retos imposibles de alcanzar.

es director del Servicio de Vida Salvaje de Kenia.

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