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Reportaje:

La universidad 'online' obtiene mejor nota

La enseñanza virtual es más efectiva que la clásica, sobre todo combinada con elementos presenciales - El alumno es más activo y el profesor, más asesor

J. A. Aunión

La educación a distancia a través de Internet (online) ha experimentado en los últimos años un gran crecimiento. En Estados Unidos, unos 3,9 millones de personas estudiaban en 2007 algún curso de educación superior virtualmente, un 12% más que el año anterior, mientras la población universitaria total creció un 1,2%, según las cifras del estadounidense Sloan Consortium. En España, aproximadamente el 30% de la oferta de programas de posgrado es ya online, según datos del Instituto Universitario de Posgrado (IUP). El crecimiento de esta opción parece imparable, pero siempre se ha considerado algo menor, el recurso de quien no puede acceder a la formación clásica presencial, la única que realmente ofrece una educación de alta calidad.

La educación superior por Internet ha crecido un 12% en EE UU en un año
Poner la pedagogía por encima de la tecnología es la clave, añade otro
Distintos expertos auguran un esquema mixto de ambos modelos
Normalmente, los estudiantes a distancia tienen un plus de motivación
El crecimiento de estudiantes en todo el mundo requerirá de Internet
Los profesores seguirían en el centro, pero con un papel distinto
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Pero, ¿y si resulta que los alumnos de enseñanza online aprenden más, de media, que los de presencial en educación superior? Según un estudio que la consultora SRI International ha hecho para el Departamento de Educación de Estados Unidos, es así, con una diferencia pequeña cuando se refiere a la formación totalmente online, pero que es muy significativa cuando se compara con los proyectos que combinan las clases de toda la vida con la formación a distancia usando nuevas tecnologías.

No se trata, dicen las conclusiones, de que el ordenador tenga algún tipo de efecto mágico, es decir, que el modelo en sí sea más efectivo, sino que el uso de esas herramientas en la educación suele implicar que el alumno dedica más tiempo al estudio, que busca información adicional por su cuenta, la comparte, colabora y, en definitiva, es más propenso a tomar las riendas de su propio aprendizaje en lugar de ser un sujeto pasivo y muchas veces anónimo en medio de una clase llena (a veces excesivamente) de alumnos. Objetivos que, por otra parte, lleva décadas reclamando la investigación educativa para la enseñanza en general, recuerda el experto en educación Rodrigo Juan García.

De hecho, muchos expertos aseguran que el futuro de la universidad está en el modelo mixto: mucho trabajo individual o colaborativo con herramientas de Internet -desde clases magistrales colgadas en la web hasta materiales de trabajo o ejercicios- y seminarios presenciales, y tutorías individuales, online o en persona. Éste es el futuro, sin duda, según James C. Taylor, profesor de la Universidad de Queensland (Australia) y uno de los autores del estudio de 2006 de la UNESCO La Universidad virtual: "Bien diseñado, toma lo mejor de ambos modelos".

Y para el profesor de la Complutense Jesús Flores el proceso es imparable. Señala que la idea de enseñanza híbrida está en el fondo de la reforma europea de las universidades (el plan Bolonia). "El nuevo modelo en el que se basa la educación online conllevará una transformación de las instalaciones de las facultades, igual que con la filosofía del espacio europeo. ¿Para qué queremos aulas para 140 personas, si el modelo online no las necesita y el modelo europeo apuesta por un número limitado de 25 a 40 alumnos por clase? Desde luego que todo esto implica una transformación".

El reciente trabajo del Departamento de Educación estadounidense se ha dedicado a revisar las investigaciones hechas sobre el tema entre 1996 y 2008 y ha acabado seleccionando los 99 estudios que hacían una comparación cuantitativa fiable entre las dos formas de enseñanza, para quedarse finalmente con los 49, casi todos muy recientes, que ofrecían una mayor fiabilidad (la mayoría del campo de la Medicina y sanidad, pero también de informática, educación, matemáticas, idiomas, ciencias sociales y empresariales).

Asignándoles valores a las diferencias de aprendizaje (medidos mediante test fiables) de cada uno, el resultado es que la enseñanza puramente online produjo un efecto ligeramente mejor que la presencial (una desviación favorable de 0.14 medida entre 0 y 1) en los resultados, pero que la combinación de elementos online y presenciales es significativamente más efectiva (con una desviación de 0.35).

El estudio advierte de que hace falta mucha más investigación en este campo -muchos de los trabajos analizados se hicieron con muestras pequeñas o con escasez de variables analizadas- y que sus conclusiones están encuadradas para educación superior y de adultos; no son válidas para la enseñanza primaria y secundaria porque en esas edades no han encontrado suficientes evidencias. Esto, para el doctor en Psicopedagogía y profesor en la Facultad de Educación de la UNED José Manuel Suárez tiene toda la lógica, ya que la autorregulación que requiere la educación a distancia necesita a su vez cierta madurez del estudiante.

Al profesor de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Sevilla Julio Cabero no le sorprenden los resultados del estudio, similares a los de uno que se hizo recientemente en las universidades andaluzas, asegura. Cabero cree que "la formación online puede perfectamente dar iguales o mejores resultados que la presencial, pero siempre que por encima de la tecnología pongamos la pedagogía". El profesor recuerda algunos errores que cometió la educación virtual en sus inicios, como colocar, sin más, información en la Red, e insiste en que lo importante es buscar "metodologías activas y colaborativas en el trabajo de los estudiantes y no solamente entornos pasivos donde el estudiante se baje un fichero y lo memorice".

"Opino que ni mejor, ni peor", comienza relativizando la comparación online-presencial Jesús Flores, doctor en Ciencias de la Información de la Complutense. Para él, por su experiencia como docente a distancia, la principal ventaja por ahora de la opción online es "la flexibilidad de horario sin tener que trasladarse a ningún sitio". Y, aunque eso es una ventaja para algunos, dice, no lo es para todos, ya que en España aún predomina "una cultura en donde la formación cara a cara es importante y es sinónimo de calidad y fiabilidad". El reto está, dice, "en trasladar la calidad de la educación presencial a la virtual. De momento, en el ranking de las 200 mejores universidades del mundo no figura ninguna universidad cuyo modelo de enseñanza sea únicamente virtual".

"No se puede determinar que una metodología sea mejor que otra, pues deben de utilizarse en función de la situación, de forma que en unos casos y para unos estudiantes pueda ser mejor una y para otros estudiantes ser mejor la otra. De hecho, los resultados del estudio muestran mejores rendimientos para un mayor número de estudiantes, no para todos (y además las diferencias, aunque existen, no son excesivamente elevadas)", insiste el profesor de la UNED José Manuel Suárez. De hecho, otro punto importante a tener en cuenta es el perfil de los estudiantes a distancia, gente que normalmente tiene que compaginar sus cursos con otras actividades, como un trabajo, lo cual implica una fuerza de voluntad y una motivación extra.

Así, lo que un gran número de expertos defiende como la mejor opción de futuro para la universidad es la mezcla, el híbrido. "La sustitución de la formación presencial por la formación virtual, aun cuando sea en niveles educativos superiores o universitarios (en primaria podría ser una barbaridad), siempre será menos buena que la combinación de online y presencial. Porque la interacción directa entre las personas (si se hace bien, si los profesores están bien preparados y ponen voluntad) es la más eficaz y eficiente", asegura Pere Marqués, experto en nuevas tecnologías y docente en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Aunque también hay quien piensa que, aunque creciente, será una posibilidad más entre todas las que darán las universidades. Es el caso del profesor de la Universidad de Meryland (EE UU) Mark L. Parker, que también participó en el estudio de la UNESCO sobre la universidad virtual: "Creo que será uno de los modelos que adoptarán la mayoría de las universidades en un futuro cercano. De qué manera y hasta dónde lo adoptarán dependerá de los objetivos y necesidades de cada campus", añade. La oferta híbrida típica en su universidad, explica Parker, consiste en una clase presencial a la semana, con el resto de clases a través de la Red. Los alumnos pueden trabajar en pequeños grupos por Internet con videoconferencias, chat o correos electrónicos. Y el profesor, por su parte, puede colgar la selección de lecturas tomadas de la biblioteca virtual o hacer las tutorías por Internet.

En España, sin alcanzar tampoco para lanzar cohetes, las universidades van haciendo los deberes en este campo. La española es la segunda comunidad del mundo más activa de Moodle (un soporte de software libre para campus virtuales en los que alumnos y profesores puden hacer todas esas cosas de las que habla Parker) y desde hace años, se ha ido sucediendo la creación de campus virtuales de las universidades españolas e, incluso, uniéndose. Al campus virtual del G-9 -creado en 1997 por las universidades públicas de Baleares, Cantabria, Extremadura, Oviedo, País Vasco, Zaragoza, Navarra, La Rioja y Castilla-La Mancha-, le siguieron la red catalana Intercampus -Barcelona, Autónoma, Politécnica de Cataluña, Girona, Lleida, Rovira i Virgili, Pompeu Fabra y UOC- y la madrileña -Autónoma, Alcalá, Carlos III, Complutense, Politécnica y Rey Juan Carlos-.

Así, parece que, se llegue a imponer como modelo o se convierta en una opción mayoritaria más, todos parecen tener claro que la formación virtual va a crecer enormemente. Y el profesor australiano James C. Taylor va más allá, cree que el cambio será necesario para atender de manera eficiente el previsiblemente enorme aumento de alumnos de enseñanzas superiores en la próxima década, sobre todo en los países en desarrollo. Sólo India, asegura, necesitaría 2.400 universidades más en los próximos 25 años para atender su previsible aumento de alumnos. "Tanto en países desarrollados como en desarrollo, Internet será la única forma viable y efectiva de atender a la demanda de educación y formación continua", escribió Taylor para una reciente conferencia.

La duda que queda es cómo cambiaría ese escenario del papel del profesor. Como se ha dicho tantas veces tras la irrupción de las nuevas tecnologías en la sociedad del conocimiento, los expertos siguen viendo al docente en el centro de la enseñanza, pero en lugar de como el proveedor principal de información, como un "facilitador, asesor", asegura Taylor. "Es también conveniente que el profesor desarrolle un papel más activo y aquí la figura del tutor virtual es clave para garantizar acciones de calidad", añade Cabero.

Parker, una vez más, se queda en una posición intermedia (híbrida): "Creo que el papel del profesor no cambia. Seguirá esperándose de él que lidere el aprendizaje de los alumnos y que los evalúe. La diferencia es que en un contexto mixto tendrá a su disposición muchos más recursos para mejorar ese aprendizaje. Además, tendrá la oportunidad de interactuar con los alumnos de una manera más rica. Por ejemplo, los comentarios y preguntas tanto de profesores como estudiantes, pueden quedar grabadas quedar accesibles todo el curso. Estas son claramente ventajas sobre el modelo clásico del profesor que habla en clase mientras sus alumnos toman apuntes".

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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