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Dos vías a la muerte digna

Una española que exige su derecho a quitarse la vida y una holandesa que lo hizo legalmente lo narran en Cuatro

María R. Sahuquillo

María Ross vive en Holanda. Tiene unos 65 años y padece un cáncer terminal. Sufre dolores muy fuertes. Asegura que cuando no pueda aguantar más recurrirá a la eutanasia. Está tranquila, la ley de su país le permite hacerlo. Montse Caba tiene 48 años y vive en Cataluña. Sufre una enfermedad degenerativa y muy dolorosa, el síndrome pospolio, que la ha dejado en una silla de ruedas. Teme empeorar tanto que no pueda valerse por sí misma. Asegura que si llega ese caso querría recurrir a la eutanasia. Sin embargo, en España no es posible. "No sé lo que haré, pero espero que haya alguna mano amiga que me ayude", dice.

Mi muerte es mía, el documental que Cuatro emite esta noche (0.20) visita dos realidades. Rodado durante meses narra la historia de María, atendida por su médico de cabecera -en su país son ellos los que llevan los casos de eutanasia- que la ayudará a morir en su casa, acompañada por su marido y una amiga; y la de Montse, asociada a la organización Derecho a Morir Dignamente, que muestra sus temores a terminar su existencia con dolor y no poder recurrir a la eutanasia.

Montse tiene 48 años, está enferma y teme acabar su vida con sufrimiento

El cuerpo de María se adivina a través de las mantas de su cama, instalada en el salón frente a un gran ventanal. "Lucharé hasta el último momento, de verdad", dice. Desde allí recibe al médico que ha llegado para reconocerla. "¿Cómo te ha ido la medicación nueva? No debes angustiarte tanto, hace unas semanas te ahogabas, ¿recuerdas?", le pregunta él. "Sí...", responde María, y baja la mirada. "No voy a mejorar, creo que me iré muy pronto". Holanda ha regulado por ley la eutanasia, una práctica a la que enfermos como María, retratada en el documental producido por La Quimera, pueden recurrir. Todos han de pasar por una segunda opinión médica. "¿Ha indicado que cuando el sufrimiento empeore y el dolor sea tan fuerte que no pueda vivir con él quiere morir de manera suave ayudada por el doctor?", cuestiona el segundo facultativo. "Quiero aguantar hasta que yo decida y quiero morir aquí", dice María. "Cuando llegue el momento quiero directamente la eutanasia".

Montse también lo tiene claro. Ha firmado el testamento vital y sabe en qué casos querría ayuda para morir: "Si algún día dependiera de una persona para todo, si no puedo hacer lo que me gusta, no quiero seguir viva".

La eutanasia de María está programada para dentro de 24 horas. Sus familiares llegan para despedirse. "La situación se ha complicado tanto que estoy segura de que esto es el final", dice. En España, en su casa, Montse ve las imágenes de María. Dentro de unos días entrará en el quirófano. Podría salir para estar definitivamente en una cama. "Lo que me angustia es pensar que si sale mal alguien va a tener que ayudarme a morir. Eso para mí es una situación muy angustiosa".

Arriba, la holandesa María Ross. Debajo, Montse Caba.
Arriba, la holandesa María Ross. Debajo, Montse Caba.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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