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Alerta sanitaria

Un virus de fácil difusión y baja mortalidad

Gripe, nivel 5: "Una pandemia es inminente y apremia el tiempo para que las autoridades sanitarias de todo el mundo tengan a punto los planes de intervención y respuesta". Dicho así pudiera parecer que la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de un riesgo de hecatombe planetaria por la gripe H1N1. En realidad, en una semana ha habido 236 casos confirmados de personas enfermas por esta nueva gripe y menos de una decena de fallecidos. Por la gripe aviar que se desató en 2003 -y sigue coleando-, se han registrado hasta ahora 421 afectados y casi la mitad han muerto. Sin embargo, en ningún momento la OMS ha elevado de alerta de esta gripe procedente de las aves por encima de la fase tres, en la clasificación vigente de preparación y respuesta de pandemia de gripe.

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Hay que tener en cuenta que este nivel 5 de alerta de la gripe atiende a factores como la existencia demostrada de transmisión del virus entre seres humanos, teniendo en cuenta la concentración regional de casos, aunque en la mayoria de los países del mundo no se haya registrado ninguno, y no a la morbilidad (enfermos) o incluso la mortalidad por la infección.

La evolución de esta gripe está siendo "totalmente normal, no se sale de lo esperado ni presenta especial gravedad", explica Vicente Larraga, director del Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC.

La gripe se difunde fácilmente por el aire, y cada año contagia a millones de personas. La morbilidad, en ausencia de un brote excepcional, de la gripe corriente está entre un 10% y un 20%, con impacto muy variable por edades, pero la mortalidad es baja (poco más del 0,1%) y debida, esencialmente, a enfermedades pulmonales y cardiovasculares asociadas. En España fallecen entre 2.000 y 3.000 personas anualmente.

Otra infección respiratoria que causó hace pocos años una gran alarma, esa vez sobre todo en Extremo Oriente, fue el SARS (síndrome agudo de insuficiencia respiratoria). Aunque el virus que lo provocó no tiene nada que ver con el de la gripe, se transmitió igualmente por el aire afectando a vías respiratorias e intestinos. El brote de SARS se detectó en noviembre de 2002 y la OMS declaró el final de la epidemia en julio de 2003; en ese tiempo se registraron 8.000 casos, de los cuales murieron 800.

"La mortalidad por SARS fue variable entre los afectados por grupos de edad: fue superior al 50% entre los mayores de 50 años; del 6% al 10% en los enfermos de 10 a 50 años y no se registró ningún fallecimiento infantil", explica el virólogo del CSIC Luis Enjuanes, coordinador del Plan de Acción Eurochino para el SARS.

Sin embargo, la capacidad de difusión de este virus, que disparó el uso de mascarillas protectoras en muchos lugares de Oriente, era baja en comparación con el de la gripe. "Se ha calculado que una persona con gripe en un avión puede infectar a todos los pasajeros de la cabina, mientras que si tiene SARS sólo infectará a los que vayan sentados en la fila anterior y posterior a la suya", continúa.

La OMS determinó el fin de la epidemia de SARS cuando pasó el tiempo establecido -el doble del período de incubación de la enfermedad (10 días)- sin registrarse nuevos casos. La gripe aviar sigue abierta y continúa el goteo de casos esporádicos, el último la semana pasada.

En cuanto al nuevo virus H1N1, en el escenario optimista de que se detenga la actual pandemia cuanto antes -sin pasar a la fase 6, que indicaría un riesgo de pandemia global-, la OMS debe declarar un período denominado posterior al pico, cuando haya caído el impacto de la enfermedad en la mayor parte de las regiones afectadas, pero manteniendo alto el nivel de alerta por el riesgo de rebrote.

En la fase post-pandemia, los indicadores de esta gripe en todo el mundo se habrán reducido a los niveles de la gripe común, los planes de contingencia deberán mantenerse preventivamente y será el momento de hacer evaluaciones e investigaciones en profundidad de lo ocurrido.

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