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Reportaje:

El volcán Tungurahua vuelve a echar fuego

En 2006 cientos de habitantes fueron evacuados debido a que el volcán ecuatoriano, de 5.029 metros de altitud, generó explosiones de gran magnitud

Un promedio de 11,7 explosiones cada hora se registran en el volcán Tungurahua, en el centro andino de Ecuador, cuya actividad se mantiene alta con una tendencia en ascenso, ha informado el Instituto Geofísico de la Escuela Politénica Nacional.

El coloso, de 5.029 metros de altitud, que está en proceso eruptivo desde 1999, ha registrado un aumento escalado de su actividad en las últimas semanas. Según el Geofísico, ese incremento hace suponer que dentro de una o dos semanas se puedan generar explosiones de gran magnitud, parecidas a las que ocurrieron el 14 de julio y el 16 de agosto de 2006, cuando se evacuó a cientos de habitantes de zonas cercanas y se perdieron grandes extensiones de cultivos.

Más información
El volcán Tungurahua, en Ecuador, registra casi 12 explosiones por hora

Un informe del Instituto difundido, señala que en las últimas 24 horas se registraron 61 sismos leves y 72 episodios de tremor, por las emisiones de gas y ceniza, así como 283 explosiones de intensidad leve y moderada, acompañadas de cañonazos y bramidos.

Varias de las emisiones de gas y ceniza crearon nubes que ascendieron a unos 3 kilómetros sobre la cumbre y, por efecto del viento ese material se depositó en poca cantidad en la ciudad turística de Baños y en las zonas de Iyuchi, Runtún y Punzanzonas, todas cercanas al volcán.

Además, el Instituto Geofísico ha observado incandescencia en el borde en la cima, así como la caída de rocas candentes, expulsadas desde el cráter, que ruedan varios cientos de metros por las laderas de la montaña. El Gobierno ecuatoriano solicitó a los pobladores que viven cerca del volcán que evacúen esas zonas de forma voluntaria como medida de precaución ante la posibilidad de que su intensidad aumente de manera peligrosa.

De su lado, la Defensa Civil y las Fuerzas Armadas colaboran en las operaciones de evacuación, sobre todo en la noche, para permitir que las personas que habitan en zonas de riesgo acudan a albergues instalados en sectores de seguridad. Sin embargo, muchos de los evacuados regresan por las mañanas a sus terrenos y viviendas en las zonas de riesgo para continuar con las labores agrícolas y cuidar sus pertenencias, aunque mantienen sistemas de comunicación y alarmas para salir del sector en caso de peligro.

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