Aplazada la subasta de la dirección sex.com
Instada la bancarrota de la empresa propietaria
La subasta de la dirección de Internet sex.com ha quedado aplazada con carácter indefinido. Así que los interesados que lograron hacerse con un cheque certificado por valor de un millón de dólares, tendrán que esperar a ver cómo se resuelve el último embrollo legal que protagoniza el dominio por excelencia del sexo. No es el primero, y tampoco será el último.
El actual propietario de sex.com, la firma Escom, está en quiebra técnica desde hace un año. Así que uno de sus acreedores, DOM Partners, decidió acudir a una firma especializada en la subasta de activos en Nueva York, para recuperar lo que les debía. Todo estaba preparado para que la puja hubiera arrancado a las 11 horas de la mañana en Nueva York (16 horas peninsulares).
Pero el plan se torció. Washington Technology Associated, iEntertainment y AccountingMatters.com, tres firmas que ayudaron financieramente a Escom a pagar los 14 millones por el dominio, decidieron el miércoles por la tarde acudir a la justicia en California, presentando una "petición involuntaria de bancarrota". Les debe aún 10 millones y creen que la subasta iba a devaluar el activo.
Con esta maniobra de último minuto previenen temporalmente que otros acreedores se hagan con el activo, lo que se traduce en que la subasta se ve aplazada por la fuerza. La venta del dominio, según explican los abogados de DOM Partners, "tendrá lugar". Ahora cuenta con 20 días para responder a esta petición bancarrota planteada por sus socios.
Escom se hizo con sex.com en 2006, en una compra que sólo es superada en valor por los 16 millones pagados el año pasado por la propiedad de insure.com. El tercer nombre más caro para identificar un portal en Internet corresponde a fund.com, dominio por el que se desembolsó casi 10 millones en 2008. Lo que estaba por ver en esta subasta era si el sexo sigue siendo tan lucrativo.
Los organizadores de la subasta en Manhattan aseguran que el interés por participar en la puja es "significativo". Pero evitan indicar cuantos ofertantes potenciales estaban en la lista ni daban el precio de salida previsto para el que arrancara la subasta. Tampoco especulan sobre la cantidad que esperaban conseguir en el momento en el que cayera el martillo.
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