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El registro policial en la casa de un redactor de Gizmodo abre una batalla por la libertad de expresión

Grupos ciudadanos y medios de Internet reclaman explicaciones legales

Lo que empezó como una exclusiva de Gizmodo sobre un prototipo de iPhone ha derivado en un debate sobre la libertad de expresión. Grupos ciudadanos y medios de Internet de Estados Unidos preparan una petición formal para que la policía y el juez expliquen las razones jurídicas que llevaron a registrar la casa del periodista que había publicado la noticia en el citado blog.

La policía mantiene en secreto la orden de registro y argumenta que estaba plenamente justificado porque se trataba de un caso sobre un objeto robado. Quienes se oponen a esta teoría alegan que la policía vulnera el derecho a mantener el secreto de las fuentes que ampara a los periodistas. Un texto de una organización que defiende la Primera Enmienda alega que los periodistas han de poder prometer a sus fuentes una total confidencialidad. Es importante que el periodista prometa guardar el secreto de la fuente, afirma, pero también "que pueda hacerlo de verdad". Un abogado y ex periodista de la entidad, presentará en su nombre y en el de varios medios, una petición formal para que se haga pública la autorización del registro.

En general, los registros a redacciones están fuera de la ley en Estados Unidos aunque una norma federal admite algunas excepciones cuando se investiga una acción criminal. Las leyes de California no incluyen esta excepción y aunque hablan de medios tradicionales, los juristas consideran que esta protección es extensible a blogs de Internet que tengan una actividad periodística, como es el caso de Gizmodo.

El caso se desencadenó cuando una persona que había encontrado un prototipo de iPhone en una cervecería, aparato que había olvidado un ingeniero de Apple, entró en contacto con varios medios para ofrecerlo a cambio de dinero. Gizmodo pagó cinco mil dólares y publicó un análisis del prototipo. Apple reconoció la autenticidad del aparato y reclamó su devolución. La policía registró la casa del periodista de Gizmodo que había publicado la información y se incautó de ordenadores y servidores. Para entrar en la misma, al no haber nadie dentro, forzó la puerta. Gizmodo ha explicado que el redactor trabaja mucho tiempo en su casa por lo que su domicilio debe considerarse una extensión de la redacción. El caso ya es conocido como el iPhonegate.

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