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INNOVACIÓN

El sistema Racing Bravo informa 10 veces por segundo de 60 parámetros del barco

La Escuela Politécnica de La Almunia ha invertido cerca de un millón de euros y 13 años de trabajo en un sistema de navegación abierto para veleros de la Copa del América - Los fondos Feder y Profit ayudan al desarrollo

La sequía quita el sueño a los vecinos de La Almunia de Doña Godina. Este pueblecito aragonés anda estos días recolectando sus cerezas, gordas, rojas y brillantes. Más adelante vendrán el melocotón y el albaricoque, y luego un aceite de Arbequino virgen exquisito. Así que es normal que sus 6.000 habitantes miren al cielo, miren a la tierra, pero nunca miren al mar. Es que mar no tienen. Les queda a más de 300 kilómetros, aunque su última semilla la han plantado allí.

Los vecinos de La Almunia cuentan historias que parecen sacadas de esas novelas de realismo mágico de García Márquez, que resultan ser más realistas que mágicas. Un día ven pasar por sus calles un barco gigantesco, al otro un coche de fórmula 3000 y al siguiente oyen que el cohete Ariane V ha llegado bien al espacio gracias a algo que hacían en su pueblo. Todo eso sale de su Escuela Universitaria Politécnica, la EUPLA.

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EUPLA:

También la Copa del América, la competición de vela más importante del mundo, la más sofisticada, las más tecnológica, pasa por La Almunia de Doña Godina. El barco español Desafío y el campeón, el suizo Alinghi, han incorporado el sistema de navegación Racing Bravo, creado en la EUPLA. Cuatro barcos más de los otros 10 participantes lo están evaluando.

"Es un sistema electrónico de navegación, a diferencia de los comerciales, totalmente flexible y adaptable a las necesidades de cada barco", dice Fernando Quero, profesor de la EUPLA. "Es tan es adaptable que aunque se instale en dos o más barcos, el sistema no se parecerá en nada. Depende del uso que le dé cada tripulación".

La historia de Racing Bravo comenzó hace 13 años, cuando Agustín Zulueta, ex alumno de La Almunia y hoy director del Desafío Español, participó en San Diego (EE UU) en la Copa del América. "Nos dijo que los americanos tenían un sistema de nevagación muy interesante. Quería saber si nosotros podríamos investigar en ese campo", recuerda Quero. "Yo no sabía ni qué era una botavara, pero empezamos a recoger información".

Un total de 20 personas trabajan exclusivamente en el centro de Investigación y Desarrollo (I+D) de la EUPLA, que ahora se ha instalado en la dársena del puerto de Valencia, donde la próxima semana comenzarán las regatas previas de la Copa del América.

La historia de este éxito tiene también algo de heroico y de constancia particular, al margen de los vaivenes en la inversión del país en investigación. "Desde 1993 desarrollamos el sistema de navegación", recuerda el director de la EUPLA, Antonio Ortega. "España participó en la Copa del América de 1995 y de 2000, pero no en la de 2003. No había barco español. ¿Qué hacíamos? ¿Tirábamos por la borda siete años de investigación o continuábamos, pese a que no había el respaldo de un barco? Apostamos por seguir y ahora estamos recogiendo los frutos".

Los piratas del Caribe navegaban a estima, a ojo, con las único mediciones (parámetros) de la posición, el rumbo y la velocidad. Los navegantes de la Copa del América tienen más de 50 parámetros. Unos y otros van en busca del tesoro.

Lo que ahora se llamaría sensor era en tiempos de piratas un cabo anudado lanzado al agua, con el que que se medía la velocidad. Esos rudimentos en la navegación se mantuvieron hasta el siglo XX. La aparición del microprocesador en los años setenta revolucionó el sistema de navegación.

En el siglo XXI, el Racing Bravo, después de 13 años de desarrollo, es el sistema de instrumentación electrónica para barcos de vela más potente del mundo. Antonio Ortega, director de la EUPLA, estima que la escuela ha invertido en el desarrollo de Racing Bravo cerca de un millón de euros. "Comercialmente no compensa. La instalación básica en un barco cuesta 12.000 euros y la más cara 40.000. Esto sólo se aguanta con el respaldo de fondos Profit, del Ministerio de Educación, InnoMar y los fondos europeos Feder. El Racing Bravo es una locomotora y necesita mucho carbón".

Porque el Racing Bravo no es sólo software. Antes está la instrumentación del barco, la medición, el procesamiento de esos datos y el análisis de los parámetros de navegación durante la regata. "Estamos pensando en comercializar un sistema más sencillo y barato para que cualquier pequeña embarcación lo pueda incorporar".

El Bribón acaba de estrenar el sistema de la EUPLA. Su navegante, Marcel, llamó hace unos días al centro de La Almunia. Quería que el Racing Bravo le midiera un nuevo parámetro que él había denominado "velocidad de viento eficaz". No es lo mismo navegar a 6 que a 20 nudos, pero tampoco es igual navegar a 20 nudos con viento frío o caliente. La temperatura influye en el comportamiento del barco, en su escora, y por tanto en su rendimiento. Marcel llama a esto "velocidad ded viento eficaz", y quería que el sistema lo midiera.

Ingenieros del centro de I+D de La Almunia dejaron el pueblo y se fueron a colocar cables y sensores en el barco. En esos días un barco sí que se llena de cables. Hasta dos kilómetros. Los ingenieros prueban el sistema en condiciones reales de navegación. Todo se pide para el día anterior, así que durante el día se navega y por la noche se incluyen los parámetros en el ordenador. Ahora casi todo el centro de I+D reside en Valencia.

"Un barco de la Copa del América incorpora entre 50 y 60 parámetros", aclara el ingeniero Quero. En cualquier caso, el límite es la capacidad humana para interpretar la información que recibe mientras navega. "Hay que tener en cuenta que los sensores toman 10 muestras por segundo con un caudal de información de un megabyte por segundo".

El navegante elegirá la información de los parámetros que necesita. Lo verá en su portátil y en las pantallitas colocadas en el mástil, que muestran números y más números. En la Copa del América se va al límite, por eso hay más roturas de barcos que en ninguna otra competición. El sistema dice al navegante dónde está el límite. Si lo roza, quizá gane; si lo pasa, rompe seguro.

En el barco, el ordenador ocupa lo mismo que un portátil, protegido de la humedad. Hasta su carcasa es made in EUPLA. "Aquí hacemos todo, desde el tornillo hasta la programación para el satélite porque tenemos todos los campos de la ingeniería. No sólo una especialización. Aquí lo hacemos todo". Hasta la EUPLA es flexible y escalable.

EUPLA: www.eupla.unizar.es

Alumnos, en el bar de la escuela.
Alumnos, en el bar de la escuela.A. E.
Una estudiante comprueba un lector de sensores.
Una estudiante comprueba un lector de sensores.A. E.

Un milagro educativo público sin dinero público

La Escuela Universitaria Politécnica de La Almunia de Doña Godina (EUPLA) está adscrita a la Universidad de Zaragoza, de titularidad pública, y es propiedad del Ayuntamiento de La Almunia, también, por tanto, un organismo público, pero no recibe dinero de ninguna de estas instituciones.

La financiación exclusiva del centro proviene de las matrículas que pagan sus 2.700 estudiantes, alrededor de 1.500 euros por un curso completo (una cuarta parte de lo que cuesta la matrícula en un centro privado en Zaragoza). Ese dinero da para mantener en pie el campus de la escuela, que también se construyó con sus propios recursos, y dar trabajo a 123 personas, 80 de ellas profesores. El centro ofrece siete titulaciones: dos de ingeniería técnica industrial (mecánica y electrónica), de ingeniería técnica agrícola ( especialidad hortofrutícola y jardinería) y de ingeniería técnica en informática de sistemas y, la novedad, ingeniería técnica de obras públicas.

La tercera parte de los estudiantes residen en La Almunia, lo que provoca un considerable impacto en el pueblo, de unos 6.000 habitantes. Al margen de la tradicional riqueza hortofrutícola, la nueva riqueza educativa ha facilitado la instalación de Latexco, fábrica de látex, y de la francesa Saint Gobain.

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