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Reportaje:

Con los trajes a otra parte

La Complutense desalojará el Museo del Traje tras ejercer sus derechos como propietaria del suelo

Amelia Castilla

El Museo del Traje, Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico, tendrá que cambiar de localización. Tras una inversión de 21 millones de euros en 2004 para poner en marcha esta ambiciosa iniciativa en el antiguo edificio del Museo Español de Arte Contemporáneo, la Universidad reclama los terrenos. La Complutense, propietaria del suelo donde se ubica el edificio, ha solicitado al Ministerio de Cultura la reversión de la propiedad. Ambas instituciones negocian ya las condiciones en las que se producirá el traspaso del inmueble, concebido en su origen como Museo Español de Arte Contemporáneo y galardonado con el Premio Nacional de Arquitectura en 1969.

Cultura y la Complutense confían en que se llegue a un acuerdo y que la transición no sólo se realice de manera pacífica, sino que la Universidad pueda ocupar parte de las dependencias que ahora se encuentran "infrautilizadas" para despachos y laboratorios. De momento todo son buenas palabras. La Complutense es propietaria del suelo pero no del vuelo. La cesión del terreno, cuya duración se estimó en 50 años, finaliza en junio de 2013. Mientras se evalúa el precio que abonará la Complutense por el edificio -se ha barajado una cifra de 30 millones de euros-, Cultura baraja el traslado de las colecciones del museo, que cuenta con un fondo de más de 160.000 piezas, a otra ubicación. "La idea es agotar los plazos y en ese tiempo buscar otra ubicación nueva en algún otro edificio de la ciudad", argumenta el subsecretario de Cultura Antonio Hidalgo, quien no oculta su perplejidad con lo ocurrido: "No acabamos de entender cómo antes de iniciar las obras de rehabilitación para acondicionarlo como Museo del Traje no se trató de renegociar la ampliación de la cesión del suelo".

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¿Ya no tenemos museo?

El Museo del Traje fue inaugurado en marzo de 2004 por Pilar del Castillo y presentado como un ejemplo de política cultural. El elegante edificio, de aluminio y bronce, dispone de dos cuerpos, uno horizontal con salas de hasta seis metros de altura para exhibir las colecciones, y una torre de varios pisos. El complejo incluye una biblioteca, un restaurante vasco de diseño minimalista, especializado en cocina en miniatura, y una tienda. Con la llegada del PSOE al Gobierno, el Museo del Traje fue cobrando mayor contenido y en sus instalaciones se realizan numeras actividades culturales. Carmen Calvo inauguró hace unos días la nueva sala de exposiciones temporales, para la que se destinó una inversión de 943.672 euros, con la muestra Genio y figura. La influencia de la cultura española en la moda.

Casi en el arranque de la carretera de A Coruña, un paseo arbolado une el barrio de Moncloa con la Ciudad Universitaria. Un cuidado jardín, en una zona de total recogimiento, da acceso al Museo del Traje, situado en la avenida de Juan de Herrera, donde se ofrece una visión de la historia del vestido en España desde los tiempos más remotos hasta la revolución que supuso para la moda el siglo XX. El museo, que acoge a unos 20.000 visitantes mensuales, se estructura a partir de una serie de áreas cronológicas que abarcan desde el XVI, con sus corsés y tontillos, hasta el vestido rococó, el estilo imperio y la alta costura. Creadores como Fortuny, Chanel o Balenciaga exhiben sus creaciones en vitrinas. No hay carteles, sino audiovisuales que facilitan información adicional de las piezas. A diario, los visitantes del museo se confunden con los estudiantes de Bellas Artes que ocupan los jardines para dibujar. Lo habitual también es que parte del personal que trabaja en el área de la Universidad se dé cita en Bokado, el restaurante que dirige el donostiarra Jesús Santamaría.

El paisaje actual debe tener que ver muy poco con la imagen que ofrecía la Ciudad Universitaria en los años cincuenta. En esos años, la Complutense cedió provisionalmente parte del suelo de su propiedad a diferentes instituciones y en muchos casos se construyeron colegios mayores. Pero, con el paso del tiempo, las instalaciones de la Universidad han acabado por quedarse pequeñas. El rector Carlos Berzosa explica que necesitan recuperar terreno para la investigación, para la ubicación de despachos e incluso para unificar los museos que en estos momentos están desperdigados por varias facultades. La recuperación del edificio del Museo del Traje se enmarca dentro de la política de la Universidad para ganar patrimonio. Hace unos meses compraron el colegio Vasco de Garay, cuyos terrenos habían sido cedidos a la Conferencia Episcopal. "No tenemos un afán expansionista, pero en el campus de Moncloa ya no se puede construir y necesitamos ganar espacio", dice. Desde las ventanas del rectorado se contempla el elegante y sobrio edificio, proyectado por los arquitectos Jaime López de Asiaín y Ángel Díaz Domínguez. El terreno, unos 30.000 metros cuadrados, fue cedido temporalmente por la Junta de Obras de la Ciudad Universitaria al Ministerio de Cultura para la construcción del MEAC, pero los problemas surgieron antes de la inauguración. Desde que se acabó en 1972 hasta que se abrió en 1975 fue retocado inexplicablemente -"la planta baja se fue macizando al margen del diseño", aclara Díaz Domínguez- y el proyecto se rodeó de una fuerte polémica política. Su nacimiento suponía una apertura a la realidad museística mundial, pero el momento en que fue construido, en los últimos estertores del franquismo, no facilitó las cosas. El MEAC acabaría por trasladarse al Centro de Arte Reina Sofía y el edificio, tras convertirse en Museo de Antropología, pasó por varias etapas de abandono hasta que se reconvirtió en Museo del Traje. Más de treinta años después, el edificio sobresale como un clásico en el paisaje. López de Asiaín y Díaz Domínguez viven ahora en Sevilla, y hace unos meses, cuando Díaz Domínguez realizó una visita nostálgica al museo descubrió con sorpresa que, tras la penúltima reforma, se había recuperado la esencia del proyecto.

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