_
_
_
_
_
Entrevista:Rafael Azcona | Pep Guardiola

Rafael Azcona: "Mi madre decía: 'Mucho nos estamos riendo, ya lo pagaremos"

Pep Guardiola: "Quién le dio esa educación a tu madre"

Pep. Podríamos empezar hablando de la Guerra Civil.

Rafael. Para mí, la posguerra terminó en el tejerazo. Duró demasiado, fue horrible.

Pep. Hoy que todo dura nada...

Rafael. Aquel estilo entre bélico y confesionario, que si los hombres teníamos que ser mitad monjes, mitad soldados. Yo es que tengo más años que el Mediterráneo. Tú ya no te acuerdas de eso.

Pep. Mi abuelo se tuvo que esconder. Mis padres hablan con miedo de todo esto y es terrible.

Rafael. Yo me acuerdo de que esto que hacemos ahora, aquí, comiendo y tal, antes teníamos que haber mirado a los lados a ver si nos oía alguien. Pero afortunadamente terminó. Eso de pasar de súbdito a ciudadano ha sido una de las mejores cosas de mi vida.

Pep. El mundo sigue en guerra.

Rafael. Desde que tengo uso de razón leo el periódico y siempre en primera página me han servido una guerra. Cuando terminaba una, empezaba otra. Debe de ser para gastar las balas.

Pep. Hay que tener fe en el ser humano.

Rafael. ¿Y en quién voy a confiar, en los cocodrilos? La especie humana produce ejemplares horribles y también maravillosos, lo que pasa es que estos otros casi nunca son noticia.

Pep. No hace mucho escuché que lo que incitó el odio en los Balcanes fueron las radios. Luego cuando oyes a gente decir que entre ellos no se odiaban, que fue cosa de los políticos, se te cae el alma a los pies.

Rafael. Es cierto que hay un espíritu primario de agresividad, pero si tú no lo excitas, como hicieron en los Balcanes... Pues eso, se van al fútbol, blasfeman, pero hay algunos que aprovechan ese fondo de agresividad y se dedican a amargarnos la vida.

Pep. Los políticos descansan ahora en agosto; si desaparecieran seis meses, el país, la economía, seguirían andando.

Rafael. La economía, sí. Lo malo es que aparecería otra cosa que es el dictador. Tú que has vivido en Italia y has trabajado allí: siempre hay crisis de Gobierno. Los políticos pintan más o menos y el país va por su cuenta. Yo recuerdo que en Nápoles se fabricaba el 45% de los guantes del mundo, y en la lista de teléfonos no había ¡ni una sola fábrica de guantes!

Pep. ¡Ves! ¡Me das la razón!

Rafael. No, no, si no está mal. Vamos a probar, vamos a dar a la Conferencia Episcopal vacaciones o unos ejercicios espirituales larguísimos.

Pep. Hace años debían de estar más presentes en la sociedad que ahora.

Rafael. En el pueblo de mi madre se ponían multas en metálico por no ir a misa; antes el cura tenía un prestigio tremendo.

Pep. ¿El cura era el político de antes?

Rafael. Ejercía el poder temporal con mucho más entusiasmo que el celestial. Pero, bueno, llegados a esta edad, dicen que no morirse es aburridísimo, pero a mí me gustaría probarlo. Te voy a confesar algo. Me enviaron a los escolapios gratuito y a cambio tenía que ayudar en misa, cosa que nunca aprendí. Pero había un equipo de fútbol y yo, te pido por favor que no te rías, ya jugaba de medio centro.

Pep. Ahora entiendo por qué esta entrevista. Yo también fui monaguillo. Venían a buscarme a casa y me tocaba muchas veces a las ocho de la mañana, el sueño me podía y se me olvidaba pasar el cepillo y bostezaba. Mi padre se enfadaba al verme.

Rafael. Yo ya me creo que he sido medio centro porque me has tratado de igual a igual.

Pep. En lo de escribir me ganas.

Rafael. Bah, es sólo ponerse. Dentro del ordenador están todas las palabras. Tú lo abres y las vas sacando. Es facilísimo.

Pep. Muy generoso por tu parte, pero no es verdad.

Rafael. Lo dejamos. Hablemos de comer, una cosa muy mal vista. Somos unos seres con un tubo digestivo y creo que el cuerpo es como un santuario, que lo que entra debe tener cierta santidad.

Pep. Parece que pasárselo bien está mal visto. Yo recuerdo que en las ruedas de prensa daba imagen de serio y trascendente por no crear la impresión de que soy feliz, y me jode por ir siempre con esa pulcritud y esa liturgia. Para mí el fútbol es algo tan vocacional que a veces me gusta más hablarlo para descifrarlo que jugarlo. Mi padre dice que ahora algo tendré que hacer, que qué voy a hacer ahora. Y no sé, a lo mejor nada. A lo mejor pasear o jugar al golf todo el día, pero mi padre insiste, que tengo que hacer algo, que si no está mal visto. Pues, papá, igual no hago nada.

Rafael. Eso viene del culto al dolor. En mi casa, mi madre decía: "Mucho nos estamos riendo, ya lo pagaremos".

Pep. ¿Y a tu madre quién le dio esa educación?

Rafael. España. Me cago en la leche. Ya empezamos, que el dolor ennoblece.

Pep. Eso. Yo he estado en uno de los equipos más grandes, pero donde más he saboreado las victorias es en los pequeños. En uno grande ganas y es tu obligación, y no sabes cómo jodía que ganaras la Liga y al día siguiente ya te exigieran que había que ganar el campeonato.

Rafael. Yo te he visto a ti derrochar mucha inteligencia en un campo de fútbol, resolver situaciones.

Pep. Mi problema fue que mi madre me dio un cuerpo decrépito y torpe. Ése ha sido mi mérito también. Haber jugado con él. Los vieiras, maravillosos, ésos no tienen mérito. El mérito es de los lentos, como nosotros.

Pep Guardiola y Rafael Azcona, en Las Rozas (Madrid).
Pep Guardiola y Rafael Azcona, en Las Rozas (Madrid).ULY MARTÍN

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_