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Columna
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Actitud

Leí con pasión el Almuerzo con... que ayer publicó este diario. Confieso que lo primero que miro siempre, de la susodicha sección, es el menú: soy gourmette, soy gourmandette, todo lo que como me engorda y, además, me mata la curiosidad por saber si alguno de los restaurantes reseñados puede competir con el menú de 10 euros del mejor establecimiento de mi barrio, O Retiro do Mariñeiro, en donde Santi a los fogones e Isabel al mostrador saben muy bien cómo enfocar una crisis sin que sufran los estómagos y bolsillos de su clientela. Tendrían que probarlo, barceloneses todos y visitantes ocasionales, también. Pero ayer, decía, traicioné mi rápido análisis del menú porque dos palabras mucho más elaboradas -que últimamente causan verdadero furor- resaltaban en el primer párrafo, atrayéndome de forma irresistible: recursos humanos, leí (en adelante, RH). Qué hermosa combinación. Recuerda Derechos Humanos.

Pertenezco al extraño grupo de quienes simpatizan con los jefes de RH que se ponen en el lugar del otro y son capaces de comprender qué sienten aquellos a quienes contratan y, sobre todo, qué sienten aquellos a quienes despiden. Podríamos decir de ellos que son RH positivos. De entre todos los responsables de la mencionada y boyante especialidad quien más ternura instantánea me despierta es nuestra protagonista de ayer, la señora Carmen Mur, que significativamente es la presidenta de Manpower (Poder Masculino) en España.

Decía la dama que "lo que nos va a diferenciar en esta crisis son las actitudes". Que, antes, lo que se valoraba era tener una carrera, saber inglés, tener un master, pero que, ahora, también cuenta la actitud: "Muchos nos vienen y lo primero que preguntan es lo que van a cobrar o cuántas vacaciones tendrán".

Actitud. He aquí otra gran palabra que puede dar mucho juego en los días que corren y correrán.

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