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Entrevista:AQUÍ, UNOS AMIGOS

Ainhoa Grandes: "¿Tienes la presión de intentar agradar a todo el mundo?"

Santi Millán: "Soy así. Hacérselo pasar bien a la gente es un servicio público"

Jesús Ruiz Mantilla

Santi. ¿Tú haces las negociaciones a la hora de comprar cuadros para el Macba?

Ainhoa. Exacto.

Santi. ¿Cómo valoras una obra de arte? ¿Cómo sabes que un tío va a despuntar?

Ainhoa. Cuando adquieres una obra, te planteas su valor en función de muchas variables, como la trayectoria del artista, la importancia de su obra para explicar ciertos movimientos artísticos o la perspectiva que ofrece para entender un momento social y político concreto. Es difícil ir por delante, pero eso lo marcan el director del museo y el comité asesor. A veces, sin querer, generamos tendencias. Abrimos una línea sobre artistas del Este europeo que trabajan en un contexto completamente distinto y cuya obra es poco conocida aquí y algunos coleccionistas los descubren en el Macba y empiezan a comprar. En cuanto al valor de una obra, creo que es bastante subjetivo. Aunque los museos nos mantenemos al margen de las modas.

Santi. ¿Qué hay que hacer para que el arte deje de estar en manos de los intelectuales?

Ainhoa. Da esta sensación porque los museos, en general, comunicamos mal y esto nos hace poco accesibles a algunos públicos que nos visitan.

Santi. Yo te lo digo desde el punto de vista más profano, a mí me interesa el arte y creo que la mayoría de las veces no hace falta entender. Es entrar y disfrutarlo.

Ainhoa. Nosotros no esperamos que la gente tenga una preparación específica. Sólo que vengan y se sientan interesados por lo que ven, que les atraigan estéticamente las obras o se sientan interrogados por ellas. Que se establezca un diálogo entre la obra y el visitante. Pero si quieres ser experto en arte tienes que ver, ver y ver.

Santi. Muchas veces la curiosidad te la despierta el conocer a un artista. Pasa en el cine. Ves una película y te interesas después por lo que ha hecho el director. Cuando viajo me pasa. Mucha gente lee sobre el país que va a visitar antes y yo hago lo contrario, primero voy y luego lo estudio. Es mucho más fácil entenderlo así.

Ainhoa. A mí me pasa al revés, me interesa más informarme antes. Saber qué voy a ver para intentar comprenderlo mejor. En cuanto a conocer personalmente a un artista, a veces puede decepcionarte. Pasa con escritores, arquitectos... Lees libros maravillosos o su obra te parece alucinante y luego los conoces y son realmente distintos a como los imaginabas.

Santi. Me ha pasado con actores y actrices. En este caso, además, la gente tiende a identificarlos con sus personajes. Es delicado. Muchas veces tienes que jugar a una familiaridad que no existe para que no se sientan decepcionados. Saben mucho de ti y tú, en cambio, les acabas de conocer.

Ainhoa. ¿Y cómo te acostumbras a esto?

Santi. Como a todo. Yo soy sociable y no me cuesta, pero si no es una putada. Es como vivir en un pueblo en el que todos se conocen, lo que pasa es que en nuestro caso, el pueblo abarca todo el Estado.

Ainhoa. ¿Y tienes siempre la presión de intentar agradar a todo el mundo?

Santi. Yo por naturaleza soy así. A mí me gusta hacérselo pasar bien a la gente. Es un servicio público. Yo lo valoro.

Ainhoa. Tu familia, ¿cómo lo lleva?

Santi. Bien. Mi padre está superorgulloso, mi madre bien y mi mujer... Para la persona que está tu lado es más complicado. Tú, ¿cómo llevas la seriedad en tu trabajo?

Ainhoa. Bien, te acostumbras a la formalidad, por lo general todo es bastante serio.

Santi. Ves, a mí, del hecho de ser artista me gusta que puedes ir como quieres, vestirte como te da la gana. Yo, en los gustos, soy muy ecléctico.

Ainhoa. Creo que en nuestra generación eclécticos somos todos, tenemos muchísima información sobre lo que está pasando en música, arte, letras. Un día lees un clásico y otro una novela reciente. Vas a la ópera o a un concierto de Madonna, ves un documental sobre arquitectura o te diviertes viendo Siete vidas. Este exceso de información hace que tengamos curiosidad por todo.

Santi. Así es mucho más divertido. A mí me gusta incluso cocinar.

Ainhoa. A mí me encanta comer. Pero comer en serio, incluso si tengo poco tiempo.

Santi. Yo tuve una época de Burger King, aunque siempre sin pepinillo.

Ainhoa. Yo, si puedo lo evito.

Santi. Recuerdo cuando en Barcelona no había cadenas de hamburguesas e íbamos al Pokins. En los rodajes no tenemos más remedio que comer comida rápida.

Ainhoa. Tú debes de tener una vida un tanto desordenada, ¿no?

Santi. Bastante. Y me va mal, porque el desorden y el caos me provocan inestabilidad. Es difícil preparar una agenda, porque diariamente cambian muchas cosas. Ahora tenía grabación hasta el 15 de agosto, han sacado mi serie de antena y estoy de vacaciones.

Ainhoa. Supongo que trabajas mucho un periodo y después tienes mucho tiempo libre.

Santi. Sí, pero cuando no hago nada tengo sensación de perder el tiempo. ¿Tú viajas mucho?

Ainhoa. Bastante, por trabajo y por placer. Este año me ha encantado volver a China. La velocidad a la que cambia todo allí. Cómo se está desarrollando el país. Es realmente el futuro. Me temo que lo del exotismo chino se acabó.

Santi. Me han contado que te levantas cada día y han construido dos kilómetros nuevos de carretera, y también que es difícil hacerte entender.

Ainhoa. ¿Te interesa la política?

Santi. Estoy muy desencantado. Esto es un circo. Un político se quejaba el otro día de que a la gente no le interesa lo suyo. Ya, pero la culpa es vuestra, colega.

Santi Millán y Ainhoa Grandes, en Barcelona.
Santi Millán y Ainhoa Grandes, en Barcelona.TEJEDERAS

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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