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Columna
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'Amateurs'

Desengáñense: nunca fue una buena idea. Si se lo pareció, fue porque no lo pensaron bastante. Es lo que tiene el marketing, que lo carga el diablo de la autocomplacencia para que lo dispare el demonio de la irreflexión. Me refiero a Kosovo, ese torpe intento de alejar la crisis económica de los titulares, recuperando el fervor antibelicista de un pasado ya no tan reciente. Yo no sé si ustedes no conocen a su electorado o si les hacen tanto la pelota que se les ha fundido la toma de tierra, pero lo único que han logrado es acentuar la sensación de soledad de quienes les llevaron al poder para sentir que ahora, en lo que debería ser el peor momento de la historia del PP, están descontando días para la próxima victoria de Rajoy.

¿Se acuerdan de Aznar? Eso sí que era un profesional, profesionalmente autoritario, peligroso, desagradable. Salvando todas las distancias, ideológicas, éticas y estéticas, ustedes producen el efecto contrario, y sobre todo por esas distancias, y pese a la castiza tradición desarrollada en ese sentido por la izquierda española, su confusión da pena. Parecen un Gobierno de amateurs, mientras se arriesgan y se acobardan, y declaran y se desmienten, y hacen y deshacen en una improvisación perpetua, sin tener en cuenta el desvalimiento que su naufragio produce en los españoles que les apoyan. Créanme, todos ellos preferirían mil veces seguir oyendo hablar de la crisis que asistir al espectáculo de su cansancio.

Una cosa más. Últimamente no hago más que escribir sobre las mujeres, y les aseguro que estoy deseando dejarlo, pero, por favor, por favor, señora Chacón, no vuelva a consentir que, después de meter la pata, sus compañeras la protejan diciendo que las críticas a sus errores son machistas. Si manda como los hombres, encaje como los hombres. Usted no se merece otra cosa. Y las demás, tampoco.

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