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Reportaje:

Campaña de buena educación

China trata de convencer a la población para que respete las colas

Uno de los deportes favoritos de los ciudadanos chinos es saltarse las colas. Los habitantes del país asiático lo practican sin rubor en estaciones de tren, autobuses, metro, cines, bancos y cualquier otro lugar en el que un enjambre de personas -que en China es lo habitual- intenta acceder al mismo servicio. El fenómeno suele dejar imperturbables a quienes están esperando su turno, que ven cómo el espabilado hace una finta y, con un movimiento rápido del brazo, introduce el dinero por la ventanilla y solicita el billete. Pero deja pasmados a los extranjeros ante la desfachatez del recién llegado, y sólo cuando llevan tiempo viviendo en el país suelen hacerle frente interponiéndose en su camino.

Pekín quiere mejorar su imagen ante una masiva afluencia de extranjeros para los Juegos Olímpicos

El Gobierno ha decidido atacar el problema para minimizar la mala imagen que la práctica puede producir a los cientos de miles de turistas que acudirán a Pekín durante los Juegos Olímpicos de 2008, y, cuando quedan 18 meses para el evento deportivo, ha lanzado una campaña para educar a la población, por la cual ha institucionalizado el 11 de cada mes como "el día de hacer cola". La iniciativa fue puesta en marcha el domingo pasado, bajo el título "Respetar la cola es civilizado, ser educado es glorioso". El día elegido ha sido el 11 porque se asemeja a dos personas una tras otra.

La campaña -que se une a la iniciada anteriormente para poner freno a la extendida costumbre de escupir en la calle o tirar la basura en cualquier lugar- incluye una serie de medidas, que van desde la utilización de los medios de comunicación estatales y la participación de ciudadanos ejemplares a la aplicación de "castigos y recompensas". Hace unos días, la empresa de telefonía China Mobile envió un mensaje a sus usuarios en los que les avisaba de la operación.

Cada uno de los distritos de la capital tendrá su propio eslogan, un método de propaganda heredado de la época maoísta y que aún es utilizado extensamente por todo el país. El lema para el barrio de Xicheng, en el oeste de la ciudad, es Espera de forma voluntaria en fila, sé educado y deja a otras personas primero.

Según Zhang Huiguang, directora de la Oficina de Desarrollo Ético de la capital, "el motivo de establecer tal día es movilizar a la población de Pekín para asegurar que cada vez que haya más de dos personas, se pongan en fila".

Varios miles de voluntarios fueron repartidos el domingo por las paradas de autobús para incitar a la gente a golpe de banderín a que se alineara en el lugar en el que deben detenerse los vehículos. Desde hace meses, las autoridades municipales han pintado pasillos y los números de las líneas en el suelo de las paradas, y han colocado gruesas vallas metálicas para evitar que la gente se abalance sobre los autobuses.

Pekín ha utilizado tradicionalmente a personas mayores y desempleados -a los que paga 600 yuanes (60 euros) al mes- para que organicen el tráfico de coches, peatones y ciclistas en los cruces de las grandes avenidas. La sociedad china es muy disciplinada, y suele obedecer las instrucciones de estos encargados, que ejercen su oficio con autoridad, a silbatazos y a grito de megáfono. Pero la disciplina se esfuma en cuanto desaparece la vigilancia.

Se estima que alrededor de medio millón de turistas visitará Pekín durante los Juegos Olímpicos, y que el Gobierno desplegará un millón de policías, guardias, jubilados e informantes para mantener el orden.

La capital china no es la única que está empeñada en limar los vicios de sus ciudadanos. Shanghai, que en 2010 celebrará la Exposición Universal, anunció en enero que equipará sus 45.000 taxis con bolsas para escupir. Serán colocadas en las chapas que separan a conductor y clientes para que ambos puedan utilizarlas. La capital económica y financiera pretende acabar con el hábito común de bajar la ventanilla y hacer volar las secreciones hasta el asfalto. La idea ha provocado la repulsa de muchos extranjeros que residen en la metrópoli.

Cola de viajeros en Pekín para adquirir billetes en una estación de ferrocarril.
Cola de viajeros en Pekín para adquirir billetes en una estación de ferrocarril.ASSOCIATED PRESS

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