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Entrevista:ALMUERZO CON... DAVID GILMOUR

"¿Dedica horas a la 'tele' y no tiene tiempo para su hijo?"

Carles Geli

"Es muy limitado, inexpresivo, pero la cámara le adora; por suerte, no es tan idiota como Keanu Reeves, ése sí es un misterio del universo: ¿cómo puede hacer cine un tipo como él?", suelta ante la foto de Harrison Ford que hay sobre la mesa. Y añade: "De cada seis veces que como en un restaurante, tres voy solo: me encanta no tener que hablar". Calma. Con ese pelo de sabio distraído y su indumentaria progre -camiseta negra bajo americana-, el escritor David Gilmour (London, Canadá, 1949) no puede ser ni refractario al guiño del local. Todo lo contrario: es el padre soñado por todo adolescente porque, ¿qué progenitor accede a que su hijo de 16 años deje de ir al instituto a cambio de no consumir drogas y ver en casa tres películas a la semana juntos? Ése fue el kamizake filme que Gilmour rodó con su hijo Jesse y que proyectó en Cineclub (Reservoir Books / Empúries).

El escritor canadiense cambió a su hijo su asistencia a la escuela por ver cine juntos

"Estaba el miedo a que se me escapara: llevábamos dos años de fracaso escolar y empezaba a sentirse como una rata arrinconada sin salida... Seis meses más y se habría largado de casa", se sincera como génesis de su idea mientras repite "no ajos; no ajos" a cada sugerencia de plato. Licencias para un padre valiente que no dudó entre el libro y el cine. "Suena blasfemo, pero se puede ser feliz sin leer; el cine no es una forma de arte limitada; antes, la gente talentosa escribía novelas, pero hoy hace guiones: el mejor El rey Lear no está en el teatro, sino en Kurosawa".

No parece personaje dubitativo viéndole pescar las gambas y dejando todo lo verde del cocktail, pero hubo un momento en que sí, que se le tambaleó el método. "Un día me preguntó dónde estaba Suramérica. 'Esto es serio; no sabe nada... He cometido el mayor error del mundo', me dije. Pero los agujeros culturales los podría recuperar; los emotivos, no". ¿No le sobreprotegía así? "Evitarles sufrimiento no se debe hacer por sistema; sólo intenté que no saliera de la adolescencia con demasiadas cicatrices; es naïf, pero quería que no llegara a los 60 años lamentándose de las mujeres de las que no gozó y del trabajo que no escogió".

No hay pasión cuando ataca el lenguado desde su erguida posición, que convoca el chocante rapapolvo por mala conducta en la mesa al mismo hijo al que le permitía colar a la novia en su habitación. "Sé qué hacían, pero tener buenos modales al comer y traer chicas a casa no es incompatible; yo soy el padre, y éste ha de fijar las reglas del juego, como hice con el cine". Era un programa coherente: sólo 30 segundos de introducción, visionado y, tarde o temprano, conversación. "Un padre y un hijo pueden ser amigos, pero no colegas; en el fondo, te piden ese rol". Pero reaparece el factor humano de Gilmour: estuvo a punto de desmoronarse. "Estaba lo de mi hijo, y luego perdí mi trabajo en televisión. ¿Cómo aguanté? Quizá a eso se le llama ser adulto".

Para cuando llega el café sin postres, las defensas a media asta dan ya para que pregunte él ("¿Dos hijos tiene? ¡¡Buf!!") y para admitir que sí, con suerte, las cosas salieron: su hijo es hoy ¡guionista! ¿Método exportable? "El cine fue un pretexto; la clave fue el tiempo que le dediqué. ¿Pasamos cinco horas ante la tele y no tenemos tiempo para los hijos? Déjese llevar por su instinto; y cuando empiece el pánico, tranquilo: los hijos cambian... para bien". Un padre de cine.

Gilmour: "Un padre y un hijo pueden ser amigos, pero no colegas".
Gilmour: "Un padre y un hijo pueden ser amigos, pero no colegas".M. SÀENZ

Harrison Foc. Barcelona

- Cóctel de gambas: 8,40

- Trigueros salteados: 8,90 - Lenguado a la plancha: 16,90

- Morro de bacalao: 14,80 - Pan, vino y cafés: 22,65

Total con IVA: 71,65 euros.

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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