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Columna
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Delirante

Rosa Montero

Voy a contarles una historia delirante. La historia de Simone Righi, un joven italiano que, en 2007, tuvo la desdichada idea de venir a buscar trabajo a Cádiz junto con su novia y sus tres perros. Mientras se instalaban dejaron a sus animales, previo pago, en la residencia privada de la perrera de Puerto Real. Cuando volvieron a buscarlos cuatro días más tarde, uno estaba muerto y los otros dos habían desaparecido para siempre. Esta perrera, precisamente, fue clausurada poco después por su crueldad y sus veterinarios serán juzgados en breve por un delito de maltrato animal.

A los 20 días de la muerte de los canes, Simone participó con otras 2.000 personas en una manifestación contra la perrera. Casualmente coincidieron con la alcaldesa (Teófila Martínez, PP), de modo que los manifestantes, Simone entre ellos, se acercaron para expresarle su indignación. Para hacer el cuento corto: la nube de policías que rodeaba a Teófila detuvo a Simone, acusándolo de intento de agresión a la regidora. Estuvo tres días incomunicado y dos meses en prisión preventiva.

Ahora un juez lo ha condenado a cuatro años y medio de cárcel por "atentado a la autoridad", aunque ni llegó a rozar a la alcaldesa. No hay ni una sola imagen que pruebe la agresión, aunque en la manifestación había televisiones y fotógrafos. En cambio, hay un vídeo (http://www.youtube.com/watch?v=WNsViZJPs8Q) en el que se ve cómo los policías se abalanzan sobre Simone, lo arrojan al suelo, lo aporrean de lo lindo y se lo llevan esposado. También hay testigos (como una periodista de La Voz que cubría la noticia) que han declarado que no hubo tal ataque. En fin, incluso en el caso de que, en el calor de la refriega, hubiera intentado lanzarle un manotazo a Teófila, ¿no sería una verdadera desmesura condenarlo a cuatro años y medio de cárcel?

Estas son las cosas que le hacen perder a una la fe en la justicia.

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