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Idioma

Manuel Vicent

Un gran rey español sería el que supiera hablar a la perfección las cuatro lenguas de España. Durante las visitas al territorio donde cada uno de esos idiomas germina naturalmente y constituye un patrimonio milenario, un gran rey debería expresarse siempre en catalán en Cataluña, con sus variantes en Valencia y en las Baleares; en gallego en Galicia; en euskera en el País Vasco y en castellano al dirigirse desde el Estado al conjunto de los españoles y a las naciones hispanoamericanas. Llamar idioma español a la lengua castellana, tomando una parte por el todo, es una sinécdoque patriotera, excluyente y totalmente acientífica. La Constitución de 1931 no creó ningún problema. En su artículo 4 estableció: "El castellano es el idioma oficial de la República". Como el inglés, que sólo se hablaba en Inglaterra, una parte de Gran Bretaña, se sigue llamando inglés y no británico, también al castellano de Castilla la historia lo impuso en su Imperio y se seguía llamando lengua castellana en todas las academias, universidades, colegios de España y de Latinoamérica hasta que los norteamericanos englobaron con el vocablo spanish el flamenco, el guacamole con picante, el sombrero mejicano, la corrida de toros, el indio del altiplano, las patatas bravas y la lengua de Cervantes. Esta mutación de la lengua castellana en idioma español, que se deriva de la ignorancia de los yanquis, ha sido consagrada por nuestra Constitución de 1978 como un alarde de patrioterismo unificador. Con ello de un plumazo se borra como lenguas españolas al catalán, al gallego y al euskera con gran satisfacción de los independentistas respectivos. Una sinécdoque patriótica o tropo político semejante crearon algunos escritores de la Generación del 98, Azorín, Unamuno y Maeztu, cuando desmoralizados por el marasmo de España con la pérdida de las colonias trataron de despertar el alma de Castilla insuflándole un flato literario hasta convertir el viejo espíritu castellano en el moderno espíritu nacional. De ahí arrancan todos los males. Cuando se dice lengua castellana pienso en fray Luis, en Bernal Díaz del Castillo, en Vasconcelos, en Cesar Vallejo, en la Academia de Colombia, en Borges. Cuando se dice idioma español pienso en una fritanga de toreros, gringos y culebrones, de la misma forma que al hablar de espíritu nacional aparece el palo de la bandera convertido en una porra.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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