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GENTE

Elio Fiorucci

La vuelta a la mujer voluminosa y campestre

Juan Arias

JUAN ARIAS, El estilista milanés Elio Fiorucci, que en un sondeo reciente ha resultado ser la firma más vendida en el mundo, con cien escaparates repartidos en los cinco continentes, y que acaba de vender su firma a los japoneses por 5.000 millones de pesetas está a punto de lanzar su nueva revolución estilístico-cultural: la mujer-vaca, es decir, la mujer-nodriza, de formas abundantes, de senos pletóricos de leche, con amor por el campo, que perfuma de heno, en contraposición a la mujer-alfiler, casi asexuada, de hoy, esclava de las dietas.

Fiorucci fue el que lanzó en los anos sesenta la nueva moda de los llamados "hijos de las flores", la generación de jóvenes pacifistas que preferían hacer el amor en lugar de la guerra.

El estilista italiano, que va a crear en Milán el centro de diseño más grande de Italia, para lo que los japoneses han puesto ya a su disposición 3.000 millones de pesetas, lanzará en enero del año próximo su nueva línea de vestidos milk boy, es decir, con estilo campestre, aunque afirma que nada tendrá que ver con la línea del estilista norteamericano Ralph Lauren. "Mi mujer-vaca [en italiano se sirve de la palabra mucca, que se usa sólo para las vacas lecheras]", dice Fiorucci, "es enormemente sensual". Y tiene ya su estudio abarrotado de fotografías de vacas lecheras de todo el mundo, y está visitando ferias de vacas de diversos países.

El estilista piensa que ésta será la única forma de reconstruir la relación hombre-mujer, que en los tiempos del yuppismo estaba comprometiéndose: "No hay que ser hipócritas", dice, "el hombre es más niño de lo que parece. Y este tipo de mujer-vaca lechera es lo que le resulta en el fondo más apetecible. Con la mujer-nodriza no existen pro blemas de competencia: existe por fin una relación puramente natural".

Pero, según Fiorucci, a la mujer-vaca no debe corresponder el hombre-toro. Sino, al revés, el hombre actual, "necesitado de afecto" y que busca algo "que abrazar con fruición".

Explica el estilista que la mujer-vaca no es sólo sensual, sino también y sobre todo sensorial, y afirma: "En la sociedad donde se intenta arlo todo, la mujer-vaca busca lo sensorial, el lujo emotivo de los sabores, del perfume, del contacto físico". Para Fiorucci, nada es más erótico, además de una mujer quemada por el sol, con sus grandes senos, "que unos hilos de hierba olvidados en su pelo". Y recuerda lo maravilloso que era -cosa ya perdida- hacer el amor "revolcándose entre el heno".

Para que se entienda mejor su nueva revolución, el famoso estilista recuerda que su primera imagen juvenil de la femineídad se la dio una joven que en un pueblo, con una gran trenza a las espaldas y bien redonda de formas, iba "a ordeñar las vacas de un establo".

Curiosamente, en un último sondeo a los hombres italianos, lo que más les atrae de la mujer en este momento son los senos y el trasero, es decir, lo esférico; en el fondo, lo materno. Pero hay quien sospecha que podría tratarse del eterno mammismo, difícil de morir en este país, y que ahora el gran estilista está dispuesto a exportar al mundo entero. Y, dada su fama, no sería difícil que lo consiguiera.

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