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Enrique Rosito

Su foto, premio Rey de España, muestra a un militar argentino cuando se abalanzaba, cuchillo en mano, contra unos jóvenes

Es el segundo fotógrafo argentino de la misma agencia privada de noticias -Diarios y Noticias (DYN)- que consigue el Premio Rey de España en su tercera edición. La foto obtenida por Enrique Rosito y premiada en esta oportunidad registra el instante en que el temible general Menéndez, uno de los más feroces jefes de la llamada guerra sucia que emprendieron los militares argentinos, se abalanza, cuchillo en mano, contra un grupo de jóvenes que le gritaban asesino a la salida de un estudio de televisión.

Sucedió en la medianoche del martes 21 de agosto de 1984. Con un carrete de película Tri-x en las manos, Rosito comprendió, en la soledad del cuarto oscuro, el sentido de una palabra que hasta entonces repetía rutinariamente: revelar. "Fue precisamente eso, una revelación, el enfrentarme a una escena que resumía la violencia que soportamos en todos estos negros años", recuerda todavía con un brillo de horror en los ojos. Y agrega en seguida el detalle que de ninguna manera podía incorporarse a la imagen, pero que la ubica exactamente en la realidad: "Hay que tener en cuenta la fecha, el país ya vivía casi un año de democracia y Menéndez, que aún no había sido detenido, gozaba de la libertad para presentarse en televisión a un debate sobre el referéndum previo al tratado de límites con Chile en el canal de Beagle. Y si tuvo una reacción así en democracia, ya retirado del Ejército y de paisano, uno no puede siquiera imaginarse lo que habrá sido cuando dominaba la provincia de Córdoba y se creía un semidiós"."Por favor", pide, en la confianza de sentirse un colega, "no destaquemos el hecho individual del premio. Esta foto se reconoce, por la trascendencia política que tiene, pero la podía haber tomado cualquiera de los que estábamos allí cubriendo la nota. Yo tuve la suerte de tenerlo frente a mí, es sólo eso, un hecho fortuito. Hay dos cosas más importantes. Primero, que se premie a trabajadores de un oficio que en Argentina no es bien considerado por los editores de periódicos y revistas, desprecian la imagen y el valor de la tarea. Por otra parte, es conmovedor que sea justamente España la que nos distinga. Todos nosotros tenemos compañeros y amigos que se han exiliado allá y sabemos cuánto hicieron por aliviar su dolor. Es una comprensión infinita de pueblo y Gobierno que hace falta y se agradece". En 1983, la misma distinción fue otorgada también a un argentino, Marcelo Ranea, por la escena en la que un policía de Buenos Aires abrazaba a la madre de un desaparecido desconsolada durante una manifestación de las Madres de la Plaza de Mayo.

Enrique Rosito cobra,. como casi todos los reporteros gráficos en Buenos Aires, un salario -promedio- de 270 dólares mensuales (unas 43.200 pesetas) por una tarea cargada de horas extras. Aquella noche del 21 de agosto de 1984 su horario de trabajo había concluido, pero él seguía allí, ante las puertas del estudio de televisión, esperando la salida del general Menéndez. "Sentía que podía pasar algo". Su rollo de película se cortó al tomar esa foto y decidió no cambiarlo porque intuía el valor de lo que había registrado y temía velarlo. Uno de los manifestantes, acosado por los custodios de Menéndez, al verlo retirarse en mitad del incidente, le gritó: "Sacá fotos, maricón". Rosito calló, tomó un taxi y regresó a la intimidad del cuarto oscuro. Allí, solo, copió la foto y se la entregó, junto con la información, al jefe de turno para que avisara a los periódicos abonados. Al día siguiente, la imagen recorría el mundo y una semana después el general Menéndez era detenido.

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