Horizontalidad

A un mes de la inauguración de los campamentos del 15-M, y cuando los más representativos se encuentran ya en fase de desmantelamiento o reconversión, no conocemos a ninguno de sus líderes ni de sus portavoces. Quizá porque carecían de una cosa y otra. Como esa ausencia, observada desde un pensamiento tradicional, jerárquico, resulta imposible de concebir, algunos medios, especialmente de la derecha, aseguran que el jefe de todo es Rubalcaba, a quien muestran como un superhéroe capaz de las hazañas más extraordinarias que quepa imaginar. Durante el mes que ha durado la acampada, la pregunta recurrente era quién había detrás, cuando bastaba acercarse a cualquiera de las plazas para comprobar que lo que había detrás era lo que se veía delante.
El pensamiento convencional no puede funcionar sin la idea del "detrás", que es la variante paranoica del pensamiento jerárquico. El 15-M ha resultado, en fin, un puñetazo de horizontalidad en un mundo construido por cabezas verticales, y ello pese a que las empresas de vanguardia llevan tiempo ensayando distintas formas de relación horizontal con resultados excelentes. La cadena de mando, incluso sin necesidad de haber hecho la mili, se ha revelado como una cadena a secas, es decir, como una forma de esclavitud que, lejos de estimular el progreso, lo frena. Habrá que ver en el futuro cómo evoluciona esa horizontalidad, cómo se estructura (o se desestructura) y si es capaz de evolucionar sin verticalizarse. Si nos empeñamos en observar el fenómeno con la mirada de siempre, solo veremos lo que esperemos ver. Le ocurrió el otro día a la policía, cuando aseguró haber detenido a tres miembros de la cúpula de Anonymous, colectivo que se caracteriza precisamente por carecer de cúpula. Anonymous no tiene consejero delegado, aunque no faltará quien diga, claro, que es Rubalcaba.
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