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Un buceador gallego denuncia la extracción legal de coral en aguas territoriales españolas

De 2.800 a 3.000 millones de pesetas es el valor del coral que en el año 1981 se llevaron los pescadores italianos que actúan impunemente en aguas territoriales españolas, según Joaquín Angel Rodríguez Castelao, gallego, de 48 años, buceador desde toda la vida, coralero de los que bajan más abajo, hasta 128 metros de profundidad, y ahora residente en el puerto de Alcudia, al noroeste de la isla de Mallorca. Joaquín, después de pescar coral por todo el Mediterráneo, ha regresado a España, "porque quiero vivir en mi país; pero la Administración no nos concede la licencia para pescar coral en el litoral español, y permite que se lo lleven los italianos".

La indignación abruma a Joaquín porque el organismo oficial encargado de la pesca del coral, el Instituto Oceanográfico de España, a través del jefe del Programa del Coral, Carlos Masó, "nunca ha sabido la riqueza que tenemos debajo de nuestras aguas, y ahora no nos conceden licencias para pescar porque dicen que quieren poner en marcha un estudio sobre las colonias de coral que hay en los mares españoles. Desde hace veinte años no han hecho nada. Lo han tenido todo abandonado".Joaquín no para de denunciar estas arbitrariedades en toda la conversación que mantuvo con este corresponsal, a las nueve de la mañana, en un bar de pescadores del tranquilo puerto de Alcudia, donde las embarcaciones de recreo se mezclan con los barcos pesqueros de la bahía del mismo nombre. "Los italianos están protegidos por gente que está dentro de la Administración. Lo que no se puede es decir, de la noche a la mañana, que está prohibido coger el coral con botellas, porque entonces a quienes se protege es a los italianos. Hay unos señores dentro de la Administración que quieren que nosotros estemos en el paro, para que los italianos sigan arrastrando en aguas de nuestro país, porque la Armada española no puede estar en cada roca que existe en el Mediterráneo".

"En el Instituto Oceanográfico", continua diciendo, "hay un señor que se llama Carlos Masó que tiene a un experto italiano que ha estado arrastrando coral en Melilla Yo me he gastado 1,8 millones de pesetas para demostrar a los periodistas y a la propia Administración que hay dos barcos italianos que arrastran coral con autorización de Masó."

Joaquín es tajante en su conver sación y denuncia que los coraleros italianos vienen pescando coral al arrastre desde hace años. El arrastre es una modalidad prohibida porque se arrasan los campos de coral, se arrancan las ramas más jóvenes y se destruyen las raíces, impidiendo que vuelva a cre cer en mucho tiempo. "Alquien que no me acuerdo comentó que los italianos estaban arrastrando coral, y me dijo que si yo no los paraba no los haría nadie. Yo le respondí que esa misión era de la Marina, pero me volvieron a insistir y me dijeron que ellos suelen escaparse a tiempo".

"Entonces me hice el curso de buceador de primera, que me exigen para la pesca de coral, aunque los permisos ahora no los quieren dar, por el momento. Alquilo un yate, ¡porque mira que los conozco!, me voy para Almería, y de allí, al mar de Alborán, y el primer día que termina el barco del Instituto Oceanográfico de hacer sus trabajos allí, a la hora y media, entran dos barcos italianos arrastrando."

Los dos barcos a los que se refiere Joaquín son el IF-462 y el IF-537, y los localizó frente alas costas de Melilla (latitud 35º 50'; longitud, 3º 15'). Tienen entre veinticinco y treinta metros de eslora y están tripulados por quince o veinte personas. Pero hay otros barcos más, los que en 1981 se llevaron cerca de 3.000 millones de pesetas en coral bruto, y es muy fácil hacer las cuentas, porque eran veinticinco o veintiséis barcos, que consiguieron capturas medias diarias de diez a veinte kilos cada uno, habiendo alcanzado un récord de extracción de setecientos kilos en un solo día. Multiplicando estas cantidades por el precio actual del coral, de 15.000 a 20.000 pesetas por kilo, salen los casi 3.000 millones que los italianos se llevaron en 1981.

Los barcos que tiene Joaquín en el puerto de Alcudia están aquí parados porque no tienen permiso para coger coral, "y he tenido que alquilar un yate, que me ha costado 600.000 pesetas al mes, para perseguir a los italianos y denunciarlos. Y cuando me den el permiso, me voy a ir a un notario para que la Administración de Masó me pague eso. Desde 1977 he venido a España para hacer el coral, y no me han dado autorización. Antes he estado en Italia, Francia, y ahora que me vengo a mi país para trabajar, no me dejan".

El coral puede estar, a partir de los ochenta o noventa metros de profundidad, en cualquier sitio de las aguas españolas. Puede haber o no, pero existe una posibilidad de encontrarlo. "Los italianos", dice Joaquín, "hace años que lo saben y vienen arrastrando desde entonces. Mientras tanto, nosotros estamos parados aquí porque la Administración quiere. Hasta que yo llegué a España se creía que el coral se acababa en la Costa Brava. Y yo he demostrado, desde hace cinco años para acá, que el coral se puede encontrar en todos los sitios. Porque el coral no lo encontraron los italianos en Alborán, sino yo hace seis o siete años".

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