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Columna
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Mariano I

Manuel Rivas

No se habla nada de Portugal. ¿Por qué? Porque todo va mal. ¿Recuerdan? Allí se iba a producir la multiplicación de los panes y los peces, pero lo último que me cuentan es que ha subido el IVA a panes, peces y hasta el agua, a topes estratosféricos, de un 23%. Aquí, en España, dice la derecha que va a bajar los impuestos (a los ricos), pero hay un ominoso silencio sobre el IVA, que es ese impuesto indirecto que todos pagamos en directo. No es cierto, con todo, que estemos ante un programa oculto ni que lo único importante sea la economía. Encuentro, por ejemplo, un punto concreto: la eliminación de Educación para la Ciudadanía. Es como entregarle en bandeja al integrismo episcopal una reliquia de la Institución Libre de la Enseñanza. España se dispone a emprender la senda del contrapaso, en un neoabsolutismo, con dominio unilateral de todas las instituciones. Lo que Vargas Llosa dijo con acierto irónico del PRI mexicano: la "dictadura perfecta". Y este desplazamiento de eje no cabe atribuirlo solo al desempleo, con ser trágico. Escandinavia, los Países Bajos y también Alemania tienen como parte de su identidad algo tan prosaico como el impuesto progresivo, la responsabilidad social del empresario, servicios públicos intocables, políticas de igualdad entre clases y géneros. Y una ecología seria. Si este periodo crítico se ha llevado en España con calma social ha sido por el adobe socialista. Podía ser el gran elemento de cohesión, pero lo cierto es que el Estado de bienestar, lo socialdemócrata, con sus derechos y obligaciones, no ha entrado en nuestro núcleo identitario. Había que rescatar la tradición del conformismo. Pero el conformismo se ha quedado con todo. Ya se ha nombrado presidente antes de las elecciones con titulares exultantes. La información ha sido sustituida por la pleitesía. Y cuando Mariano, al fin, tome posesión, la foto ya será un retrato añejo.

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