_
_
_
_
_
Reportaje:

Martín Granovski y Sergio Ciancaglini

Galardonados con el premio de periodismo Rey de España

Los dos periodistas argentinos -Martín Granovski y Sergio Ciancaglini- que han obtenido el premio internacional Efe de Periodismo Rey de España 1986 por el libro Crónicas del Apocalipsis agradecen la distinción pero insisten en que es más importante el recuerdo de los 93 periodistas desaparecidos durante la dictadura militar que asoló al país entre 1976 y 1983. A ellos dedicaron el libro, que reúne las crónicas de las sesiones del histórico juicio contra las tres primeras juntas militares de la dictadura. Granovski y Ciancaglini fueron recibidos ayer por don Juan Carlos en el palacio de la Zarzuela.

Con la dedicatoria a los periodistas desaparecidos, el agradecimiento a los colaboradores de la fiscalía y a sus compañeros del periódico, se abre un libro que reconstruye, con la palabra de los testigos y el análisis de los argumentos de fiscales y abogados defensores, el planificado genocidio llevado a cabo por los militares después del golpe de Estado que derrocó, en marzo de 1976, al Gobierno que presidía María Estela Martínez, viuda de Perón. "Por eso", dice Granovski, "en la segunda página decidimos incluir también una frase de Dante Alighieri que les describe: '... éstos son tiranos que vivieron de la sangre y del pillaje: aquí se lloran sus crueles hazañas"."Nunca pensamos editar un libro, la idea se nos propuso después. Tampoco teníamos en cuenta los premios de Efe; nos alentó un compañero de la redacción que conocía las bases. Son trabajos hechos en caliente, apurados por el cierre del periódico, a los que consideramos objetivos y parciales", agregan. "No fue igual para nosotros tener que oír cómo los defensores de Galtieri justificaban los crímenes y los robos con argumentos de otro siglo que presenciar el momento en el que el fiscal Strassera dijo: 'Nunca más".

Los dos son jóvenes, 30 años Granovski y 31 años Ciancaglini, aunque llevan varios años en la profesión. Sufrieron, cuando eran estudiantes en 1976, la persecución y el horror. Desde entonces aguardaron el momento, compartido por la sociedad, de sentar a los dioses militares en el banquillo de los acusados frente a los jueces civiles de la democracia. No imaginaban que tendrían la obligación de contarlo, y menos que por ello recibirían algún premio. Se trataba sólo, en cada línea, de recordar a los miles de desaparecidos, torturados, asesinados. "Creo que el verdadero valor de las crónicas", dice Ciancaglini, "es el de contribuir a la memoria colectiva. Al margen de las condenas, importará saber que el horror fue juzgado". Con el premio al libro que recoge las crónicas de Ciancaglini y Granovski parece cerrarse un ciclo en el que la agencia Efe se ocupó de destacar el trabajo de los fotógrafos y periodistas argentinos sobre los años de la dictadura militar. En 1983 premió la foto de Marcelo Ranea que registraba el abrazo de un policía a una de las madres de Plaza de Mayo que reclamaba por su hijo desaparecido.

En 1985, la foto de Enrique Rosito, también reportero gráfico de la agencia privada Diarios y Noticias (DYN), en la que se veía al temible general Luciano Meriéndez -responsable del mayor campo de concentración que funcionó en el país- cuando se abalanzaba cuchillo en mano sobre un grupo de manifestantes que le gritaba "¡Asesino asesino!", a la salida de un estudio de televisión.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_